miércoles, 22 de enero de 2025

CUARTA PARTE - 21-01-1967

             La escuela se había terminado. ¿Ahora, qué? Un sueño de mi juventud era ir a la universidad y este sueño se convirtió verdadero entusiasmo cuando el estudiantado y las fraternidades de Hamburgo, que crecía vertiginosamente, marcharon por el Alsterdamm, a lo largo de la Binnen-Alster. No me acuerdo si iban en camino a Friedrichsruh, a honrar al viejo canciller del Reich, Bismark, o si venían de allí. ¿Era con motivo de su cumpleaños Nr. 80, en 1895, o con motivo de su fallecimiento en 1898 o de su inhumación en el mausoleo de Friedrichsruh, en 1899?  No lo se, pero lo cierto es que fue un espectáculo majestuoso. 

            ¡Pero, no podía ser!  En primer lugar, no tenía una idea clara de lo que quería ser. En segundo, mi disposición no lo era tanto, En tercer lugar, quién financiaría mi carrera y en cuarto, entre carrera, tesis doctoral o eventualmente licenciatura (Staatsexamen, título requerido para la docencia) tendría fácilmente más o menos 27 años. Pero yo me quería casar siendo jóven y así es como arribé a una solución de emergencia: comercio. El Sr. Modenwaldt, agente exportador, a quien ya mencioné anteriormente me consiguió un puesto de aprendiz en la empresa Martin Schröder & Co, en la Deichtorstrasse,  Nobelshof. Cuando me presenté allí, el Sr. Schröder, (Senior) me condujo a una pequeña habitación anexa y me pidió que copiara algo de un folleto. Cuando volvió me dijo: ¿Con esta caligrafía quiere ser comerciante? Oiga joven, sus calificaciones son buenas y estoy dispuesto a tomarlo, pero con una condición de que se haga socio de inmediato de la Unión de Auxiliares de Comercio de 1858 y visite la escuela nocturna para: 1) aprender a escribir y 2) aprender español. Y así fue. 

            Si bien era una rareza que alguien diera valor a una buena caligrafía si ni siquiera en la escuela secundaria superior se impartían clases de caligrafía, yo lo aprendía a la edad de 17 años y medio el maestro de caligrafía Sinn, y a la perfección. Es una lástima que ya no tengo los cuadernos para poder demostrarlo. El español era optativo en la escuela secundaria superior. No me resultó difícil, pero su aprendizaje fue en desmedro del francés. Además, practicaba taquigrafía, que mi hermano Hans y yo habíamos aprendido años atrás con Ludwig Klüver y para la dactilografía tenía suficientes oportunidades en la empresa.

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