viernes, 3 de enero de 2025

11-02-1967

             Para contar otra cosa diferente de los viajes diré que un 9 de julio festejamos la Fiesta Patria en nuestra casa. Vinieron todos nuestros invitados. La fiesta resultó un éxito y siguió con cotillón y baile hasta la mañana siguiente. 

El 28 de octubre de 1913 nació Rudi: la bandera subió al tope del mástil de la Casa Gerencia. 

También el compromiso y posterior casamiento de Else Blumenthal y Willy Oetken cayó en este período. A Willy Oetken lo mandé más tarde como jefe a nuestra filial de Ñorquincó donde trabajó muy bien. 


Entre tanto habíamos abierto una nueva filial con autorización de Punta Arenas, en Talagapa, a medio camino de Ñorquincó, hacia el norte y en las montañas, que anduvo muy bien. 

A propuesta de Fernando Sotz, constructor de coches y herrero abrí un Taller, igualmente con consentimiento de Punta Arenas. 

En este período también hice un breve viaje a Punta Arenas. La casualidad quiso que viajara nuevamente en el “Flamenco” y que Mr Hutchison siguiera siendo 1. Oficial de Máquinas.  Regresé con un vapor de Hamburg-Süd visitando las filiales de la costa. 

No puedo garantizar que todo lo que cuento sea cronológicamente correcto, pero creo que no es tan importante. 

En 1914 empezó la 1. Guerra Mundial y puso todo de cabeza. Todos nos presentamos en el Consulado y nos anotamos. 

El 1915 se me pidió la renuncia porque teníamos deudas, tanto Fernando Sotz & Cía como yo en forma privada. En cuanto a mi personalmente, debo admitir que nunca tuve un sueldo aceptable. Madryn era un lugar donde se trabajaba mucho, pero donde no se ganaba mucho dinero.  En el negocio teníamos que pagar intereses sobre el capital asignado y pagar intereses sobre la cuenta corriente y todo lo que se agregaba. 

Me dieron un mes de preaviso, sueldo y casa, con la solicitud de que ayudara a mi sucesor (“casualmente” era el Sr. Rheder), en caso que me necesitara. Escribí una carta personal al Sr. Gomez preguntándole para qué servían los años de sacrificios personales que había ofrecido a la Anónima si en un momento dado no se los reconocía. No contestó mi carta. El era Director, pero José Menendez era Presidente de la Sociedad Anónima. 

Aquí cierro mi informe, mañana tenemos que empezar una nueva vida.

 

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