La empresa Martin Schröder & Co. era una firma dedicada a la importación y exportación. Trabajaba especialmente con Méjico, donde tenía una subsidiaria, una sociedad mejicana de plantaciones (Mexico Plantagen Gesellschaft). Esta tenía cultivos (uno o varios) en el oeste, es decir hacia el lado del océano Pacífico y cultivaba café, el que estaba destinado mayormente a El Havre. De Méjico traían especialmente semillas de algodón (tortas). De Kingston, Jamaica, particularmente pimienta negra y de Rosario, Argentina, cueros salados (Luzarraga Hnos.). Más tarde también consiguieron exportar a Filipinas, lo que lograron a través de un apoderado comercial (Prokurist) Rampendahl. Para atender la sección exportación fue necesario ampliar las oficinas y nombrar a otro apoderado comercial, Hagemann.
El jefe Martin Schröder (Senior) era un hombre distinguido. Por parte de su esposa estaba vinculado con los Godefrois y además era miembro del tribunal de jurados (decide sobre la culpabilidad o inocencia del acusado, pero el juez es quien impone las penas). Su socio financiero era el Dr. von Adelsohn (judío) y el apoderado comercial de la sección importación era un tal Sr. Richter, quien estaba casado con una francesa.
La sección importación funcionaba prácticamente con los aprendices y la condición de ingreso era la aprobación del examen final de bachillerato. El tiempo de aprendizaje era de tres años, sin sueldo. Sólo había gratificaciones para Navidad: 100, 200 y 300 marcos el primero, segundo y tercer año, respectivamente. Con suerte se le regalaba medio año de aprendizaje y quien era aceptado en la empresa como auxiliar de comercio (Kommiß: recluta) ganaba 1.000 marcos al año.
Yo tuve que servir desde el principio, por lo menos durante un año fui el aprendiz más joven (Stift), tenía que escribir sobres para los informes de mercado mensuales para Méjico y otros trabajitos la mar de interesantes.
Pero en ese momento se fue a Méjico el único aprendiz con empleo fijo (Sartori), donde la empresa le había conseguido un empleo. El apoderado comerció se acercó a los dos otros aprendices que tenían más antigüedad que yo y les preguntó si sabían español, francés, inglés y taquigrafía. Como ninguno de los dos pudo satisfacer todas las condiciones, se acercó a mi y yo pude contestarle que si. Así fue que ascendí y tenía que presentarme con mi block de taquigrafía . Un día me dictó una carta en alemán, una en español, otra en francés y una en inglés y al final me dijo: ahora me voy a la bolsa, vea si puede tenerlas listas para cuando yo regrese. A veces sudaba sangre, especialmente en francés; tuve que inventarme ciertos signos taquigráficos (sistema Stolz-Schrey) que no estaba preparado para todos los idiomas.
El correo entrante se repartía todas
las mañanas y cada uno tenía que leerlo y ponerle su gancho. Si el apoderado
comercial, Sr. Richter, estaba enfermo, yo tenía que llevar el correo y mi
block de taquigrafía hasta Altrahlstedt, donde vivía y uno de los jefes firmaba
luego el correo. A veces tenía que ir a la bolsa, donde la empresa tenía un
asiento y ocasionalmente también a bordo de un vapor de ultramar para despedir
un cliente en nombre de la empresa.
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