14 de septiembre de 1907.- A la mañana siguiente, cuando salí a cubierta, nuestro vapor estaba junto al “hulk” (inglés, veleros o barcos viejos sin arboladura que se usan a modo de pontón para acelerar la descarga). Del otro lado había amarrado el “Carrier”, una barcaza a vapor, de manera que nuestro barco alijaba por ambas bandas.
Puerto Madryn se encontraba ante nosotros, extendida y dispersa en la playa. Un remolcador atracó junto a la borda: autoridades portuarias, el agente naviero y entre otros, un inglés que había adquirido la costumbre de subir abordo cuanto hacía escala una vapor inglés en Madryn: para él, era un pedazo de su Patria. Su nombre era Herbert Elbourne. Hablaba un poco de alemán. Nos hicimos amigos, y así seguimos, hasta que murió hace algunos años en el Hospital Británico de insuficiencia hepática. También el piloto del remolcador, un italiano de nombre Juan Di Natale, se convirtió en un querido amigo y madrynense que siempre se acordaba del día que desembarqué.
Todas las formalidades se habían cumplido y llegó el momento: me despedí y el remolcador nos llevó a tierra, es decir, a un pequeño muelle de madera que tenía una grúa y donde en días de fuerte marejada se descargaba en canastos a los pasajeros.
Como quedaba de camino, Elbourne me llevó a su casa para presentarme a su hermana, con quien vivía y que manejaba su casa. De allí me condujo a la empresa Braun & Blanchard, donde el jefe, el Sr. Roberto Gomez me recibió muy jovialmente. Me hizo entender que ese día, el día de mi llegada, no necesitaba empezar a trabajar y que durante algunos día debería dormir en el hotel de Manuel García, al pie del muelle viejo, hasta que mi habitación, en el edificio de los empleados, estuviera preparada.
Naturalmente que resulta difícil recibir, de repente, una andanada de palabras en español, pero entendí de qué se trataba y que debía empezar a trabajar a la mañana siguiente.
Así fue que volví al hotel que tenía un espacioso dormitorio con cuatro camas, una de las cuales era la del cocinero.
A
la tarde fui a la playa y tirado en la arena tuve tiempo para pensar en
“América”.
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