sábado, 18 de enero de 2025

25-01-1967

             La familia de Detlev Hinrich Klüver en Klein-Rolübbe era muy grande, estaba formada por: 

Ludwig Kl.     Dietrich Kl.      Fritz Kl.        Johannes Kl.           Detlev Kl.      Karl Kl.           Rieke Kl.       Doris Kl.       Marie Kl.

Beckholt           Obernwehlde    Gerschendorf         Curau         S.Francisco      Reinbeck          Hamburgo        Eutin                Malente 

y sus descendientes: 

                         Willy Kl         Heinrich Kl     Minna Kl    (Padre de Frieda, véase pag 24)

                         Beckholt(+)      Oberwohlde(+)    Borstel         

                         Otto Kl.            Bertha Kl.     Franz Kl

                        Scharbeutz(+)      Oberwohlde     Pinneberg

                         Meta Kl. de     Olga Kl      (Schmied)

                        Knoop                       Finca „Kamp“  Rosa Kl.

                        Passendorf                    Rosa Kl

                         (Padres de     Anna Kl.,  Emma Kl y Arnold)

Hugo Kl.

Maquinista

Karl Kl.

Empleado de

Correo,

Cayó en Francia

Emma Kl.        

            En cambio, según tengo entendido, la familia de Hans Peter Buhmann, Tankerade, Parroquia de Ponsdorf era pequeña:

            Hans Buhmann, Techau, sastre y Catharina (Kathrin) Dorothea Buhmann, Curau (madre de Frieda )

     Papá y mamá Klüver eran personas trabajadoras, frugales, satisfechas y felices, quienes a pesar de su modestia salieron adelante con éxito: no solamente eran propietarios de la casa de Curau, sino que también dieron educación y colegio a sus hijos. 




Particularmente Johannes (el maestro), Ludwig y Hans (los aduaneros), no solamente aprobaron la escuela secundaria sino que dieron el examen correspondiente que los habilitó para el servicio militar voluntario de un año y el acceso a estudios superiores. El mayor y justificado orgullo de Klüver padre era ir a la iglesia el día de su cumpleaños, que coincidía con el segundo día de Navidad, con sus hijos mayores, si era posible, de uniforme. ¡En esto no lo podía igualar ni el granjero más importante de Curau! 

            Además, Klüver padre era un filósofo en potencia. De sus hijos, Ludwig era el más inteligente y veo una línea de herencia entre Klüver padre que pasa por tío Ludwig (Kalli Kl.), nuestro Rudi y Rolf Ernst, hijo de Adele Kl., a quien conocimos aquí en Navidad. 

            Mamá Klüver era pequeña y delicada y es admirable que haya tenido nueve hijos. Era de naturaleza alegre y en honor de los padres Klüver debe decirse que dieron a sus hijos muchas cosas que les ayudaron en sus respectivas vidas. 

            Seguíamos viviendo en Barmbeck, pero nos habíamos mudado a Heitmannstrasse 14, donde mis padres habían comprado un departamento, probablemente con la herencia de nuestra madre. Digo probablemente porque nuestros padres no hablaban de cuestiones de dinero con nosotros. Para mi padre aquello significó noches de insomnio, porque ahora tenía una deuda, tenía obligaciones. 

            Entre tanto también había terminado mi período de aprendizaje, me regalaron medio año y me tomaron como auxiliar de comercio (Kommis) con un sueldo anual de 1.000 marcos, es decir: 83,33 marcos por mes. Aguanté dos meses y luego pedí al apoderado comercial, Sr. Richter, un aumento de sueldo porque me daba vergüenza tener que comer en la mesa de mi padre teniendo 21 años. Me ofreció 1.200 marcos por año con contrato por dos años. Pedí que me disculpara pues por ese camino no veía futuro para mi. Se expresé mi deseo de emigrar y se ofreció a preguntar en Luzurraga Hermanos, de Rosario, si tenían un empleo para mi. Dijeron que no. Por eso presenté mis certificados en la Asociación de Auxiliares de Comercio de 1858 y solicité quedarme en la empresa hasta conseguir otro empleo. Pasó bastante tiempo y yo ya había ido de vacaciones a la Suiza de Schl. Holstein y a la vuelta había ido a Haarberg. Allí recibí una tarjeta postal en la que se me decía que volviera y me presentara en la empresa Mengers & Co, de Hamburgo. 

            Interrumpí mis vacaciones, viajé a Hamburgo y me presenté en la empresa Mengers & Co. Allí me recibió el señor Gross y me dijo que un cliente les había encargado tomar un hombre joven en carácter de tenedor de libros para la empresa Braun & Blanchard, de Puerto Madryn, Chubut, Argentina con un sueldo inicial de 300 marcos mensuales pagaderos a partir del día de la partida, con viaje pago. La única limitación era que mi padre se hiciera responsable de la parte de los gastos del viaje que yo no pudiera amortizar en los tres años de contrato. El clima era sano, y las referencias inmejorables, según decía el pedido telegráfico. Era sábado (entonces no se conocía el “sábado inglés”), me aconsejaron que lo pensara  y que les contestara el lunes.

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