domingo, 5 de enero de 2025

09-02-1967

En julio o agosto del año 1910 resolvimos invitar a la mejor amiga de Frieda y sobrina segunda de Hermann Zietz, el marido de la hermana mayor de Frieda, Adele, para que nos visitara en Madryn. Adele, con su vena literaria, escribía con motivo del cumpleaños de Frieda, el 27 de noviembre: 

El más lindo regalo le llevará seguro nuestra Else

en aras de vieja amistad con el telegrama que diga,

“Viajo”. 

(Das schönste Geschenk bringt ihr sicherlich unsre Else dar in altfreundschaftlicher Weise, mit dem Telegramm-Wort „ich reise“.) 

Hacer versos era un don de muchas personas como el Sr. Dr. Wlotzka, médico de uno de los vapores alemanes que dedicó estos versos a Frieda: 

“La foto de Else cuelga en la pared:

viva la casa en la playa de Madryn!” 

(Elses Bild hängt an der Wand;

hoch leb’ das Haus am Madryn-Strand) 

Antes de que llegara el momento de recibir a Else Blumenthal en Buenos Aires, el Sr. Gomez fue nombrado director de la Sociedad Anónima en Punta Arenas. Hubo abundantes festejos de despedida, pues la familia era respetada y querida y el propio Gomez se había hecho merecedor de reconocimiento. Según nuestro Libro de Familia se despidieron el 14 de febrero de 1911, después una bonita cena y tertulia. 


Frieda y Else Blumenthal

Entre tanto, Else ya se había puesto en camino y Frieda se preparaba para recibirla en Buenos Aires. No les iba a ser difícil llenar el tiempo que mediaba hasta la partida  hacia Madryn considerando los muchos amigos que habíamos hecho. Pero el viaje por mar hacia Madryn en la pequeña “Quintana” y con mar gruesa la espantaba, prefería morir, pero el buen Dios no la quiso todavía. Sus compañeros de viaje, la Sra. Lüdden de Alemania y el Sr. Wegmeyer de Buenos Aires figuran en nuestro Libro de Familia con fecha 24 de marzo de 1911. 

        Así fue que Frieda tuvo compañía, y le vino bien porque quedó embarazada: el 12 de octubre de 1911 nació nuestra primera hija, Elsita (Else Minna Catharina). La asistió el Dr. Martinengo, nuestro médico local con habilitación de las autoridades, ya que no había un médico argentino. La partera, Doña Carmela, esposa de Juan Di Natale, quien me llevó a tierra en 1907, no pudo ayudar porque ella misma estaba en la dulce espera

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