viernes, 31 de enero de 2025

12-1-1967

             Pero en Haarburg se comía bien; particularmente el llamado “segundo desayuno, más o menos a las nueve y media a diez me parecía una ceremonia sagrada: huevos pasados por agua, blandos o fritos con panceta, jamón, la mejor Mettwurst (butifarra ahumada), queso además de la mejor manteca, leche y café. ¡qué más podía desear el corazón y el estómago!

            A mediodía se volvía a comer, específicamente a la vieja usanza, con un gran plato de cerámico sobre la mesa. Primeramente, las papas –y la gente del campo entienden algo de papas-, encima la verdura y la panceta frita con abundante salsa (Tunke) y cada uno comía con su tenedor.

            Qué más podría recordar y contar de Haarberg: con respecto a “papas” Magnum borum, papas fritas con huevo, papas “Rosen” (antigua variedad de papas) para los cerdos. Se cocían en un recipiente grande y se pisaban con un pisapapas de hierro. Se acompañaba con cereal molido grueso, suero de manteca, forraje picado, cardo picado que la abuela recogía en la carretera. Por lo tanto no era extraño que el jamón, el tocino y las butifarras ahumadas fueran el orgullo de la dueña de casa. Además, a menudo, sino todos los días, la abuela llevaba la vaca a pastar a la carretera. El ternero se vendía 2 o 3 días después de haber nacido. A pesar de ello, la vaca daba leche por la costumbre de siglos. En  cambio aquí, donde los bovinos están en grandes tropas, la vaca generalmente no da leche o la retrae si el ternero no está atado a su pata o se acerca a mamar periódicamente.

            Si bien nací en Hamburgo, Haarberg corporiza para mi el concepto de patria, la comunión con la tierra de la patria de nuestros mayores.

            In querer, también resultó decisivo para mi vida futura: Un verano toda la familia estaba allí y se dio que un domingo fuimos caminando a Curau, pasando por Dakendorf, a visitar a la familia Klüver  Mamá Klüver nos había visitado una vez en Hamburgo, algún grado de parentesco debía existir. Inesperadamente se presentó el Dr. Ernst Riedel, hijo del pastor de Curau, quien enseñaba francés e inglés en nuestra escuela en Hamburgo. No pudo dejar de meter cizaña y dijo que entre mi hermano Hans, siempre era “el otro” quien recibía el castigo, pero no contó que su autoridad ante la clase estaba tan menoscabada que corría a su alumnos con la regla. Después de este incidente llegó Frieda desde la casa del pastor, para saludarnos.

            Debo considerarlo destino o como propensión emocional, no podía dejar de pensar que tenía que ser mi mujer.  Podrá provocar risa, porque yo no tenía más de 14 años, pero no se pueden negar los hechos. No puedo seguir recordando este asunto porque con esta página cierro el capítlo dedicado a Haarberg y me traslado a Hamburgo.

jueves, 30 de enero de 2025

SEGUNDA PARTE - 14-01-1967

                 Nuestro padre, Rudolf Friedrich Grimm vuelve a aparecer como maestros de escuela pública en Hamburgo, probablemente entre St. Pauli y Heiligengeistfeld. Uno de sus colegas era Carl Stemmler, casado con Emma Wink. Es muy probable que nuestro padre haya conocido a través de esta pareja a Minna Wink, hermana de Emma y se haya casado con quien fue nuestra madre.

            Al abuelo Wink no lo recuerdo. Solamente me acuerdo que el día de su entierro estaba parado delante de la puerta de jardín de reja de hierro de la Osterstrasse en Eimsbüttel y admiraba la multitud de carruajes.

            Según contaba más tarde nuestra abuela, tenía la empresa de tornería más importante situada en Stadthausbrücke (puente del ayuntamiento). Que después de la muerte del padre seguramente pasó al hijo mayor, el que tampoco recuerdo con claridad.

            La abuela Wink también era mi madrina. Vivía en una casa con jardín en la Osterstrasse, ya era bastante anciana y se sentaba preferentemente en un sillón grande junto a la ventana que daba a la calle. Generalmente estaba ocupada con su bolso (Geldkatze: especie de media de cuero que se enrollaba en la cintura para guardar dinero) y contaba las monedas de oro. Era propietaria de una casa de tipo departamento con patio y si mal no recuerdo, la administraba el arriba mencionado Carl Stemmler. Dependía de la ayuda de una empleada que ocupaba una habitación del sótano. Yo solía ir de visita, trabajaba en el jardín delantero y trasero (que tenía hermosas plantas de frambuesa y grosella) y en esos casos vivía en el primer piso. La abuela llegó a los 90 años, aunque ya tenía que permanecer en la cama.

            Tenía una buena cantidad de hijos: el mayor que ya mencioné más arriba, casado (tía Therese), tenía una hija, Olga Wink, quien se casó con un ingeniero naval de la Ost-Afrika-Line y un hijo, Albert Wink, que estudió y se recibió. Fue alistado en los últimos días de la Primera Guerra Mundial  a pesar de ser muy corto de vista y murió por la patria.

            Gustav Wink, en mi tiempo representante general de Schlesische Feuerversicherung (Compañía de seguros de incendio de Silesia), vivía en la Averhoffstrasse, cerca de la Mundsburgerbrücke (puente de Mundsburg y tenía muy buen pasar. Estaba casado (tía Hermine) y su segunda hija, llamada Peter, se casó con Ludwig Klüver y  en un momento de obnubilación emocional se tiró del balcón de su residencia oficial en el puerto de Hamburgo al canal (Fleet:). Le dejó a su esposo dos hijos: Lulu y Hansel Klüver.

            Todavía falta Hermann Wink, un outsider que en nuestro tiempo tenía un comercio de muebles en la Hamburger Strasse, en Barmbeck: era un antisemita empedernido, politiquero, le hubiera gustado ser miembro del parlamento de Hamburgo. Vivía en el primer piso, sobre su negocio, donde lo visité una vez. Se había casado tarde o por segunda vez, tenía a su pequeño hijo sobre un almohadón sobre la mesa y le decía todos los logros que debía obtener, sobre todo, entrar en el parlamento de Hamburgo.  

miércoles, 29 de enero de 2025

14-01-1967

             Tia Adolphine, casada con Andreas Bobsin, tenía una hija, Else, quien más tarde casó con un carpintero y fabricante de muebles, Zürner. Vivían a los pies de la iglesia de Sta. Catalina.

            El tío y la tía vivían en Grindel, frente a una gran pista de ciclismo, donde hasta donde se, tenían una gran chalet o departamento.

Tía Emma, casada con Carl Stemmler, tenía un hijo llamado Walter que trabajaba en los tribunales y una hija que recuerdo haber visto en su confirmación.

            Minna, la menor, nuestra madre, parece haber sacado la peor parte con sus muchos hijos, por lo que la abuela Wink le daba algunas monedas de oro de vez en cuando. Pero, ojo que no se enterara tía Emma, ya que en cuestiones de dinero aún los hermanos suelen tener pocas pulgas .

            La familia Wink era bastante grande y numerosa. El 2. día de Navidad, en el cumpleanos de la abuela, etc. se reunía toda la familia alrededor de la gran mesa, en la Osterstrasse, en Einsbüttel.

            La anciana abuela Wink tenía muchos cuentos del viejo Hamburgo: de la peste, cuando las víctimas fueron amontonadas con cal y tierra en lo que luego fue el jardín zoológico para formar el Pesthüger (colina de la peste). Cuando un buen día se la perforó desde arriba, salió una nube blanca, de manera que se prefirió volver a tapar el agujero de inmediato. Del gran incendio de Hamburgo (1842), durante el cual muchos amontonaron su pertenencia en lanchones, hasta que fuegos fatuos (luces malas) en forma de velas empezaron a danzar sobre los mismos e inmediatamente todo el lanchón se incendiaba. Den gran frío invernal que les permitía recorrer el Elba en trineo hasta Blankenese. Que las papas se les helaban en el living, junto a la estufa y similares. Que el Alster se congelaba  y se liberaba, que se armaban grandes carpas delante de la Lombardsbrücke donde se servía Met (bebida de tipo vino, de miel fermentada), que se podía pasar por debajo de la Lombardsbrücke y pasar a la Binnenalster. Eso lo comprobamos mi hermano Hans y yo viniendo con el trineo desde el Isebek-Kanal  y sólo teníamos que desviarnos por tierra en el ferry de Uhlenhorst, porque el ferry se mantenía limpio de día y de noche. Esto indicaría que antes los inviernos eran más fríos.

 

martes, 28 de enero de 2025

15-01-1967

 Del Documento Genealógico de Lise-Lotte Meissner, única hija de nuestra hermana Paula

6.         Padre de 3 (Paula Grimm). Apellido: GRIMM; Nombre: Friedrich

Rudolf, según certificado de matrimonio, nacido el 24-06-1857 en Haarberg, Holstein , hijo de (12) Heinrich Wilhelm Grimm y de (13) Anna Magdalena Hüpner,

                        Religión de 6: protestante luterano; de 12 idem; de 13 idem

                        Inscripto en el Registro Civil de Hamburgo Nº 2, Registro Nº 1884

                        Legalizado por el Registro Civil de Hamburgo Nº 21b

            Fallecido el 30-11-1918 en Hamburgo 22, Hoitmannstrasse 14,

Registro 1918/1891

 

6.(y 7) El matrimonio con Minna Christine Auguste Wink fue celebrado el

21-05-1884 en Hamburgo.

Profesión y domicilio: maestro, Hamburgo, Carolinenstrasse 29, Casa C

Religión de 6: protestante luterana; de 7 idem

Inscripto en el Registro Civil Nº 2 de Hamburgo, Registro Nº 1184/633

Legalizado por el Registro Civil Nº 21b de Hamburgo.

14.         Padre de 7. Apellido Wink; Nombre Johann Philipp Adam

Nacido el 02-03.1813 en Ipstein (o Ep(p)stein, Taunus),

Hijo de (28) Wilhelm Wink

            Y de (29) Christine Plöcker

Religión de 14: protestante luterana, de 28 idem, de 29, idem

Asentado en la parroquia de Epstein, Registro Nº 1813,

Legalizado por el Registro Civil Nº 21b de Hamburgo,

Fallecido el 01-05-1889 en HamburgoOsterstrasse 24, Eimsbüttel

15.         Madre de Sophia Rudolphine Henriette Levers,

Nacida el 13-07-1820 en Hamburgo,

Hija de (30) Georg Hinrich Levers y

(31)Ilsabe Margarethe Grell

Religión de 15, protestante luiterana, de 30 idem, de 31, idem

Asentado en la parroquia St. Michaerils, Reg. Nº 1820, Hamburgo Nº 734, página 74

Legalizado por el Registro Civil Nº 21b de Hamburgo

Fallecida el 24-03-1911 en Hamburgo, Osterstrasse 52 (?), Eimsbüttel.

14 y 15. El matrimonio de los mencionados se celebró el 20-11-1842 en

Hamburgo, St.Nicolai

Profesión y domicilio: tornero, Hamburgo, St. Pauli, Fischerstrasse

21, planta alta.

Religión de 14: protestante luterana, de 15, idem

Asentado en la parroquia de St. Nicolai, Hamburgo, Reg.1842 (Nº 64-654)

Legalizado por el Registro Civil 21b de Hamburgo

 NOTA:            

Como se aprecia, el abuelo Wink vino de otra parte (del Taunus), en cambio la abuela Wink y toda su familia eran viejos pobladores de Hamburgo, según el Documento Genealógico mencionado más arriba.

lunes, 27 de enero de 2025

16-01-1967

Por lo tanto, según el extracto del Documento Genealógico de Liese-Lotte Meissner, nuestros padres se casaron el 21-05-1884 e informaron como domicilio, Carolinenstrasse 29.

    Mi hermano Hans nació en 1885 y en sus documentos debe figurar el domicilio de entonces;

     Rudolf Henry Grimm nació en 1886, según la partida de nacimiento en Neue Rosenstrasse 62, cerca de Sternenschanze, Jägerstrasse).                       

            De allí volvemos a encontrarnos en la Henriettenstrasse, que corre paralela a la Osterstrasse, en Eimsbüttel, es decir muy cerca de la abuela. Compruebo en el documento genealógico que el abuelo falleció en 1889, es decir que yo tenía 3 años cuando lo enterraron.

 Mis primeros recuerdas están ligados a la Henriettenstrasse. Vivíamos en una planta baja con un pequeño jardín delantero y paleábamos allí con pequeñas palas de hierro fundido pintadas de verde esmeralda. Me acuerdo que estando allí, un día me fui por mi cuenta a tomar el tranvía: quería ir al centro. Me crucé con mi padre que volvía a casa desde la escuela quien me llevó de vuelta. 

            En 1925 volvía ver la Henriettenstrasse, el viejo edificio con el comercio de forraje en el patio, todo estaba igual. En 1925, Gerhardt Oetken, hermano de Willy Oetken vivía enfrente. 

            Volvimos a mudarnos de Eimsbüttel una vez más. ¿Fue a la Hegerstrasse… ?. En dirección al canal Isebeck había un gran terreno sin edificación donde una vez vivaquearon soldados. Los jóvenes de los alrededores solían cazar o cavar en busca de topos. 

            Me acuerdo una vez que estábamos los tres acostados, con sarampión, en una gran habitación esquinera: quiere decir que el tercero, mi hermano Otto ya había llegado y había crecido. 

            En ese tiempo tiene que haber sido que fui por primera vez a la escuela de la Osterstrasse porque me acuerdo muy bien que todos los grados estaban reunidos en el gimnasio. Se nos presentó el primer gramófono: uno de los maestros leyó un texto frente al aparato que fue grabado por un cilindro redondo. A continuación, el cilindro reprodujo el texto, con ayuda de una aguja, a través de un gran embudo. Había nacido el gramófono. 

            Es interesante comprobar cómo los primeros recuerdos de la infancia siempre se aferran a ciertos acontecimientos. 

            Después volvimos a mudarnos, esta vez a Eppendorf (o era esa la Hegestrasse). La casa de departamentos doble con patio y otros departamentos estaba directamente a orillas de canal Isebeck, muy cerca de los galpones del tranvía y junto a la puerta de salida hacia Ohlsdorf.

            Este domicilio está ligado a muchos recuerdos: el más importante es sin duda el cólera de 1892, cuando mi padre vino de la escuela con mi hermano Hans y dijo que las fronteras estaban cerradas, nadie podría salir de Hamburgo. Se había hablado de que deberíamos ir a Haarberg, pero el peligro de contagio era muy grande. Así fue como pasamos el tiempo del cólera en Hamburgo. Ya éramos cinco, Paula, la cuarta ya estaba crecida y Minna, la quinta también había llegado y para colmo estaba enferma “del agua”. 

            Justamente estaba leyendo en el Diccionario de Conversación de Meyers, edición aniversario 1902-1908 bajo “hidropesía” y me puedo imaginar la preocupación de nuestros padres. A pesar de todo, lo superó. Dado que ya no podíamos salir de Hamburgo, solamente podíamos beber agua hervida, no debíamos tocar los pasamanos de las escaleras y similares. Como vivíamos en la calle de salida hacia Ohlsdorf, veíamos salir los carros con cadáveres durante el día y más tarde nos contó el maestro que en el centro se colgaban banderas blancas en el exterior de las casas para que a la noche vinieran a recoger los cadáveres y los llevaran a Ohlsdorf. Acabo de leer en el Diccionario de Meyers que desde el 16 de agosto hasta fines de octubre enfermaron 16.956 personas de las cuales murieron 8.605. 

            De aquél tiempo es interesante que a raíz de la proximidad de los galpones del tranvía se realizaron allí las primeras obras y ensayos con el tranvía eléctrico. La gente se paraba y contemplaban el milagro. Había nacido “la eléctrica” (die Elektrische). La terminal del tranvía que iba a Ohlsdorf estaba muy cerca. Se usaban coches de dos pisos con un tiro de dos caballos. 

La razón de nuestras diferentes mudanzas dentro de Hamburgo debe buscarse en el hecho que nuestro padre sufría de los nervios y por prescripción médica se le concedía licencia, una vez en la montaña (Selva Negra, Oberhof) y una vez junto al mar. Cuando volvía, su puesto había sido ocupado por otro u por lo tanto se le asignaba otra escuela.  Así fue que nos midamos de Eppendorf a Barmbeck, donde la salud de nuestro padre se estabilizó más o menos y entre tanto habíamos superado la edad de “renacuajos”, por lo que cierro aquí esta segunda parte de la crónica y empiezo mañana la tercera parte dedicada a Barmbeck.


domingo, 26 de enero de 2025

TERCERA PARTE - 17-01-1967

             Nuestro padre había sido trasladado a la escuela pública de la Bachstrasse, en Brambeck (creo que así se llamaba, estaba al lado del cuartel de bomberos). Según tengo entendido, ya no cambió más de escuela. Encontramos una vivienda en la Volksdorferstrasse, casi esquina Hamburger-Strasse, en el 2. piso a la calle, frente al Viktoria Park (restaurante con jardín), en Brambeck, donde vivimos bastante tiempo. 

Mi hermano Hans y yo fuimos a la escuela pública de la Oberaltenallee (la misma que aparece en el viejo cuento hamburgués) que corría paralela a la Hamburger-Strasse. Allí “cobré” por primera vez, con todas las de la ley, con el puntero del despacho del director, cuaderno de castigos, etc. Porqué, no me acuerdo, seguramente por insolente. 

            Sin embargo, no nos quedamos mucho tiempo porque nos cambiaron de colegio, a la Realschule de Eilbeck (N.d.T.) escuela media de 6 años a la que pueden asistir alumnos de la escuela pública. Posibilita el acceso a una formación profesional o escuela (técnica) universitaria. Anteriormente permitía hacer un solo año de servicio militar en lugar de tres (Einjähriges)), y nos pusieron a Hans y a mi en el tercer curso (Sexta). Fuimos buenos alumnos hasta que el director de la escuela escribió una carta a mi padre medio año antes del examen aprobatorio de la escuela media solicitando que sacara a mi hermano Hans de la escuela porque no estaba preparado para el examen final. Nuestro padre estaba furioso y se quejó de que apenas medio año antes del examen se pretendiera, después de cinco años y medio de escolaridad que sacara al muchacho. Cuando se le entregó además un certificado con la monserga acostumbrada “sus maestros lo acompañan con los mejores deseos para su bienestar futuro”, mi padre agarró el certificado y lo devolvió pidiendo que se obviara ese trámite ya que lo consideraba una burla. 

            En todo este asunto el más razonable fue nuestro maestro del curso, Dr. Bätjer, una persona estupenda que había acompañado su curso durante cinco años y medio y conocía a cada uno de sus alumnos.  Le dijo a Hans: En este penoso asunto ya no se puede modificar nada. Ahora aprendes cerrajería en forma práctica, de noche vas a la escuela industrial como corresponde, haces tu examen de Oficial. Luego vas a la escuela politécnica de Hamburgo, haces tu servicio militar de un año (Einjähriges) como voluntario y consigues así tu acceso a Universidad Tecnológica, Y así fue. 

            Este ejemplo demuestra lo que un buen maestro de curso puede ser para un alumno y lo que puede hacer por él. Es necesario haberlo vivido: no cualquier maestro es un educador ni tiene autoridad frente a su clase. El Dr. Bätjer sólo necesitaba mirar a su clase, en caso extremo daba unos golpes con la mano abierta sobre su escritorio y nadie se movía. En cambio, el Dr. Ernst Riedel que mencioné anteriormente, corría a los chicos con una regla. ¿Cómo es posible que los jóvenes se desarrollen así. 

            Entre tanto teníamos cinco años y medio más y antes que siga hilando el hilo, tengo que agregar algunos comentarios: cuando se venía de la escuela “pública”, de Barmbeck y para colmo de la “calle pueblerina popular, el padre sólo era un “maestros de la escuela estatal” y nuestra ahorrativa madre nos remendaba los fondillos de los pantalones, ya se entraba con el pie izquierdo a la Realschule. Lo mismo le pasó a Willy Oetke en el Johanneum (N.d.T.) escuela superior cristiana reformada humanística de gran tradición y exigencia, para hijos de la clase alta llamada “escuela de sabios”). Quienes no eran hijos de una familia de comerciantes importantes o de un senador (miembro del cuerpo colegiado que gobierna las ciudades libres y hanseáticas) estaban en desventaja desde el principio. Las distintas escuelas, la escuela pública, la escuela secundaria para acceso a escuelas técnicas (Realschule), la escuela secundaria similar a la Realschule con enseñanza de lenguas clásicas (Realgymnasium) para la docencia, el bachillerato humanístico (Gymnasium: escuela secundaria humanística con lenguas clásicas y acceso a la universidad) no solamente se aferran a una orientación y capacitación desde el principio, sino que favorecen en un estado libre oligárquico como es nuestro viejo Hamburgo es espíritu de castas que no conocemos aquí, donde todos van a la escuela primaria con guardapolvo blanco para cubrir todas las diferencias sociales; sobre la base de la escuela primaria sigue la secundaria que termina con el bachillerato y sobre la cual se basan todas las escuelas especiales y universidades. Quienas necesiten saber griego y latín para su carrera, lo aprenden en la facultad. 

Es digno de hacer nota que nuestros padres se esforzaron para que todos estudiaran algo y que a pesar de ello querían ahorrar y construir algo pero era fuente de conflictos. Una vez exterioricé mi deseo de aprender a nadar y mamá consideró que “la escuela ya es suficientemente costosa”. Entonces no existía deporte popular como ahora porque cada deporte era exclusivo. En lugar de desarrollar el cuerpo con la natación, nos podíamos ahogar tranquilamente con nuestra sapiencia escolar. 

            En cambio aprendimos a bailar por deseo expreso de mi madre y gran disgusto de nuestro padre. Las clases de baile se daban justo enfrente, en el Viktoria Park, que tenía un lindo salón a lo largo de la Hamburger Strasse, dos veces por semana, a la noche de 9 a 11. Cuando el reloj se acercaba a las 11, mi papá ya empezaba a mirarlo: si acompañábamos un trecho a nuestras compañeras de baile por la Hamburger Strasse y nos atrasábamos 10 o 15 minutos en llegar a casa, enseguida ardía Troya. ¿Para qué todo eso? Lo que se quiere es una cosa, lo que se debe es otra. ¿Qué pasa con un desarrollo armónico de la relación entre los jóvenes y la casa paterna?

 

sábado, 25 de enero de 2025

18-01-1967

             En ese tiempo también cayó nuestra confirmación, por el Pastor Rebattu, seguramente descendiente de hugonotes, conocido librepensador, que tenía su casa parroquial con sala de conformación cerca de la plaza del mercado en Brambeck  y predicaba en la iglesia de Sta. Gertrudis junto al Kuhmühlenteich, donde fuimos confirmados. ¡Apenas levantábamos tres palmos del suelo y llevábamos pantalones largos y sombrero de confirmación!. Los tiempos cambian y cambian las costumbres. El dueño de nuestra casa me regaló el pequeño libro de Eichendorff “De la vida de un bueno para nada” (Aus dem Leben eines Taugenichts) – nomen est omen, el nombre es un presagio, decían los antiguos romanos, el hombre me había calado… 

            Así fue que se separaron nuestros caminos: mi hermano Hans dejó el colegio, entró de aprendiz con un cerrajero y nuestro padre tenía que pagarle para que el maestro cerrajero le enseñara. A la noche iba a la escuela industrial. A los tres años, si mal no recuerdo, tenía que hacer su examen de oficial. Entonces se mudó al astillero de Blohm & Voss y más tarde al politécnico de Hamburgo. 

            Yo permanecí en la escuela y aprobé mi examen final. Sin embargo, debo admitir que esta habilitación –como se la llamaba- para solicitar el servicio militar de un año como voluntario es muy modesta. 

            ¿Y ahora, qué? Fui a la escuela normal (forma candidatos para la docencia) para averiguar si tenía cabida. Pero el señor director me rechazó, la enseñanza de los planes de estudio era tan voluminosa que no se podía comprometer. 

            Así fue que entré a la escuela secundaria superior (sin lenguas muertas) (Oberrealschule) de la Uhlenhorststrasse. Nuestro maestro de curso, el maestro (de escalafón superior) Hering, capitán de la reserva, un tipo extraordinario, enseñaba inglés, francés y gimnasia. Sus clases de gimnasia siempre empezaban con una canción de gimnastas. El Prof. Dr. Grimsehl, teniente de la reserva, también una magnífica persona, nos daba matemáticas y física. También dictaba clases prácticas de física para maestros en las que me incluía muchas veces. También escribía trabajos técnicos y muchas veces me pedía que leyera las pruebas. No se de dónde sacaba el coraje. También teníamos clase de religión o ética y moral con un Pastos que no podía ejercer su ministerio porque tenía muy poca voz, por eso trabajaba de maestro. Sus clases eran muy interesantes, quizá quería dar fuerzas a sus alumnos para enfrentarse con la lucha de la vida diaria.

            Química no era nada, el Dr. ….. ni nos era simpático y era pedante. Si un maestro no consigue entusiasmar a sus alumnos, no se pueden esperar frutos. Tampoco la clase de alemán que dictaba el director Rautenbusch era algo del otro mundo y cuando luego se dice  que la clase no está bien preparada se debe, según mi modesta opinión, no tanto a los alumnos como al maestro que no supo sacar a la luz las capacidades de un material humano de entre 15 y 18 años capaz de absorber conocimientos. Repito que el maestro que no puede seducir a sus alumnos, ha errado la profesión. El Dr. Grimsehl nos contó una vez que durante su tiempo de servicios había inventado el largavista de tijera, pero que como estaba de servicio no pudo cosechar las ventajas de su invento. 

            Mi hermano Hans me contaba en 1925 que su profesor del politécnico de Hannover había hablado despectivamente de Grimsehl y/o de sus alumnos. Yo debería haber roto lanzas inmediatamente por él, porque es imposible deducir la capacidad del maestro de los conocimientos del alumno. En su honor

Debo mencionar aquí que al declararse la guerra se presentó inmediatamente a su superior, el Sr. Consejero Escolar Brütt, y se despidió. Brütt trató de apaciguarlo, le dijo que la escuela y los jóvenes aún esperan mucho de él. Sin embargo no pudieron retenerlo, se alistó y partió inmediatamente hacia Bélgica. Murió por la patria en el asedio de Lüttich. Su cuerpo fue llevado a Hamburgo, fue velado en la escuela y toda la escuela se despidió de él en una ceremonia emocionante. 

            Con respecto al maestro superior Hering recuerdo que nunca empezaba una clase sin leer con recogimiento o recitar de memoria un párrafo del Nuevo Testamento o de su breviario.

viernes, 24 de enero de 2025

19-01-1967

             En la escuela secundaria superior (sin idiomas muertos) se desarrolló en mi una considerable predisposición para las matemáticas, particularmente cálculo diferencial y cálculo de integrales.  La consecuencia fue que para hacer las tareas escolares siempre se me aparecían tres, cuatro o cinco compañeros en mi casa. Una vez, no pudimos resolver un problema entre todos y cuando a la mañana siguiente se lo dijimos a Grimsehl nos contestó simplemente: Porqué no me vinieron a ver. Vivo en la Averhoffstrasse Nº XX en el piso X.  Así ocurrió que un buen día efectivamente cinco de nosotros nos presentamos en su casa. Para él no era ninguna molestia. 

De los idiomas prefería el inglés. El francés me presentaba dificultades ortográficas y así ocurrió que un día me devolvieron un deber con la siguiente nota: “Bien raconté, mais quelle quantité d’erreures !”. 

Es asombroso qué diferentes pueden ser las predisposiciones de un joven y cómo se desarrollan. Esto rige particularmente para matemática. Así fue que en el examen final del bachillerato uno de mis compañeros de nombre Bach devolvió las hojas con las preguntas de su examen al cabo de tres horas tal como las había recibido. 

Paralelamente a la escuela existía la Asociación de alumnos y exalumnos Uhlenhorst” que, si mal no recuerdo, se reunía cada quince días. Cada reunión empezaba con una alocución introductoria seguida de una renovación de fidelidad. Las reuniones tenían lugar en “Mundsburg” y el presidente era Ludwig Klüver, quien estaba un año y medio más adelantado que yo en la escuela. La asociación organizaba una excursión a la zona boscosa cercana a Hamburgo por lo menos una vez al mes y si no había mucha gente resultaban tanto más cordial. 

            En el invierno, la asociación organizaba un baile que generalmente empezaba con una breve obra de teatro o algunas canciones. El baile propiamente dicho se iniciaba con la gran polonesa, había carnets de baile para las damas que eran acosadas por lo interesados en anotarse en dicho carnet. Los bailes siempre atraían a mucha gente: más de una pareja de padres se unía y terminaba con una mesa de café común. 

En esa época, Frieda ya estaba en Hamburgo. Siempre era invitada en estos bailes y a la mañana yo la acompañaba a casa de tía Adele. 

Mi hermano Hans también participaba ocasionalmente de estos bailes o iba a los grandes bailes en lo de Sagebiel, organizados por los empleados estatales de Hamburgo y cuando a la mañana volvíamos a casa y llevábamos masitas frescas para el café, esto no significaba nada para nuestro padre. 

Como es difícil pasarla sin dinero, durante mi tiempo de escolar daba clases de apoyo en matemática, que conseguían los propios maestros en la Uhlenhorst. Así fue que entre otros, daba clases de apoyo a un chico de apellido Modenwaldt, cuyo padre era agente exportador, una persona excepcional, quien más tarde me consiguió un empleo de pasante comercial. Esto demuestra que todo está relacionado en la vida.

 

jueves, 23 de enero de 2025

20-01-1967

            Pasaron los años y llegamos al examen final antes de las vacaciones largas: francés, inglés, matemática y alemán. Para alemán, el tema era: “Shakespeare y su influencia en la poesía alemana”. A mi me parecía que no estábamos nada bien preparados para este tema, a menos que en los últimos días anteriores al examen el señor director Rautenberg o –busch acarreara libros que se refirieran a este tema con papelitos marcadores, pero no nos habíamos preocupado mucho del asunto. 

            Después venían las vacaciones largas y poco después tendría lugar el examen oral. Estábamos completamente desorientados: no sabíamos qué materias se tomarían ni cómo debíamos prepararnos. Yo sabía que estaba flojo en historia  y usé las vacaciones para tirarme en el sofá y leerme el “Grosse Plötz” (libro de historia muy detallado). Lo sabía casi de memoria y sabía de entra de lo que se trataba. Pero el esfuerzo fue inútil. Cuando fue fijada la fecha del examen oral hice llevar mi levita, con la que debíamos presentarnos a dar examen, a casa de los padres de un compañero en la Hamburger Strasse y no se lo dije a mis padres. 

Cuando estábamos reunidos ante la mesa examinadora nos dijeron que el mejor alumno y mi humilde persona estaban eximidos de dar examen oral. Con gran alegría, nos hicimos humo, yo fui a la Hamburger Strasse, donde me había cambiado, para dar la buena noticia a la familia amiga y de allí, a casa. Mi madre se sorprendió de verme, pero la novedad la llenó de alegría. De allí volví a ala escuela y me enteré cómo les había ido a los demás. Todos habían aprobado y mi compañero Hutter invitó a todos para esa noche a casa de sus padres para festejar el acontecimiento. A la mañana siguiente me encontraba en cama con una poderosa resaca de champagne. 

Era costumbre que los nuevos bachilleres invitaran a sus maestros y diferentes clases a una fiesta de despedida y que se escribiera un diario de “boliche” (Kneipp Zeitung) alusivo. 

            En este diario habíamos “cargado” mucho al maestro de química que mencioné antes; estaba ofendido y presentó una queja contra la clase. El resultado fue que la calificación de conducta de la clase fue sólo “suficiente” en vez de “buena” y con una conducta “suficiente” no se nos podía eximir del examen oral. Así que llamaron al mejor de la clase y a mi humilde persona para que nos presentáramos a examen a la mañana siguiente. Por suerte, todo salió bien. A mi me tocó primero El maestro superior Hering me preguntó: “Well Grimm, what do you know about Shakespeares life?”. Cuando la mesa quedó satisfecha, le tocó a mi compañero: francés. Después nos mandaron afuera. Cuando nos llamaron era el turno de Grimsehl: me dio uno de los problemas más difíciles de cáculo de integrales. Pero yo me orienté inmediatamente y desarrollé la solución oralmente, ya que nadie me había pedido que lo hiciera por escrito. Después le tocó a mi compañero, también con Grimsehl, pero no me acuerdo del problema. Luego nos volvieron a mandar afuera y cuando nos volvieron a llamar me pidieron que desarrollara la solución del problema en una pizarrón que habían colocado. Esto no fue problema para mi. Después de volver a salir y entrar, el señor Consejer Brütt tomó la palabra para decirnos cuánto había lamentado el motivo de su presencia, pero que estaba satisfecho con el resultado del examen. Como castigo, la clase no fue despedida con la ceremonia habitual. 

            Así fue que la escuela terminó de manera poco gloriosa por una travesura juvenil, para gran disgusto de mi padre. De esta manera cierro aquí la tercera parte de esta crónica familiar para empezar mañana con un nuevo capítulo de vida.


miércoles, 22 de enero de 2025

CUARTA PARTE - 21-01-1967

             La escuela se había terminado. ¿Ahora, qué? Un sueño de mi juventud era ir a la universidad y este sueño se convirtió verdadero entusiasmo cuando el estudiantado y las fraternidades de Hamburgo, que crecía vertiginosamente, marcharon por el Alsterdamm, a lo largo de la Binnen-Alster. No me acuerdo si iban en camino a Friedrichsruh, a honrar al viejo canciller del Reich, Bismark, o si venían de allí. ¿Era con motivo de su cumpleaños Nr. 80, en 1895, o con motivo de su fallecimiento en 1898 o de su inhumación en el mausoleo de Friedrichsruh, en 1899?  No lo se, pero lo cierto es que fue un espectáculo majestuoso. 

            ¡Pero, no podía ser!  En primer lugar, no tenía una idea clara de lo que quería ser. En segundo, mi disposición no lo era tanto, En tercer lugar, quién financiaría mi carrera y en cuarto, entre carrera, tesis doctoral o eventualmente licenciatura (Staatsexamen, título requerido para la docencia) tendría fácilmente más o menos 27 años. Pero yo me quería casar siendo jóven y así es como arribé a una solución de emergencia: comercio. El Sr. Modenwaldt, agente exportador, a quien ya mencioné anteriormente me consiguió un puesto de aprendiz en la empresa Martin Schröder & Co, en la Deichtorstrasse,  Nobelshof. Cuando me presenté allí, el Sr. Schröder, (Senior) me condujo a una pequeña habitación anexa y me pidió que copiara algo de un folleto. Cuando volvió me dijo: ¿Con esta caligrafía quiere ser comerciante? Oiga joven, sus calificaciones son buenas y estoy dispuesto a tomarlo, pero con una condición de que se haga socio de inmediato de la Unión de Auxiliares de Comercio de 1858 y visite la escuela nocturna para: 1) aprender a escribir y 2) aprender español. Y así fue. 

            Si bien era una rareza que alguien diera valor a una buena caligrafía si ni siquiera en la escuela secundaria superior se impartían clases de caligrafía, yo lo aprendía a la edad de 17 años y medio el maestro de caligrafía Sinn, y a la perfección. Es una lástima que ya no tengo los cuadernos para poder demostrarlo. El español era optativo en la escuela secundaria superior. No me resultó difícil, pero su aprendizaje fue en desmedro del francés. Además, practicaba taquigrafía, que mi hermano Hans y yo habíamos aprendido años atrás con Ludwig Klüver y para la dactilografía tenía suficientes oportunidades en la empresa.

martes, 21 de enero de 2025

23-01-1967

 La empresa Martin Schröder & Co. era una firma dedicada a la importación y exportación. Trabajaba especialmente con Méjico, donde tenía una subsidiaria, una sociedad mejicana de plantaciones (Mexico Plantagen Gesellschaft). Esta tenía cultivos (uno o varios) en el oeste, es decir hacia el lado del océano Pacífico y cultivaba café, el que estaba destinado mayormente a El Havre. De   Méjico traían especialmente semillas de algodón (tortas). De Kingston, Jamaica, particularmente pimienta negra y de Rosario, Argentina, cueros salados (Luzarraga Hnos.). Más tarde también consiguieron exportar a Filipinas, lo que lograron a través de un apoderado comercial (Prokurist) Rampendahl. Para atender la sección exportación fue necesario ampliar las oficinas y nombrar a otro apoderado comercial, Hagemann. 

            El jefe Martin Schröder (Senior) era un hombre distinguido. Por parte de su esposa estaba vinculado con los Godefrois y además era miembro del tribunal de jurados (decide sobre la culpabilidad o inocencia del acusado, pero el juez es quien impone las penas). Su socio financiero era el Dr. von Adelsohn (judío) y el apoderado comercial de la sección importación era un tal Sr. Richter, quien estaba casado con una francesa. 

            La sección importación funcionaba prácticamente con los aprendices y la condición de ingreso era la aprobación del examen final de bachillerato. El tiempo de aprendizaje era de tres años, sin sueldo. Sólo había gratificaciones para Navidad: 100, 200 y 300 marcos el primero, segundo y tercer año, respectivamente. Con suerte se le regalaba medio año de aprendizaje y quien era aceptado en la empresa como auxiliar de comercio (Kommiß: recluta) ganaba 1.000 marcos al año. 

            Yo tuve que servir desde el principio, por lo menos durante un año fui el aprendiz más joven (Stift), tenía que escribir sobres para los informes de mercado mensuales para Méjico y otros trabajitos la mar de interesantes. 

            Pero en ese momento se fue a Méjico el único aprendiz con empleo fijo (Sartori), donde la empresa le había conseguido un empleo. El apoderado comerció se acercó a los dos otros aprendices que tenían más antigüedad que yo y les preguntó si sabían español, francés, inglés y taquigrafía. Como ninguno de los dos pudo satisfacer todas las condiciones, se acercó a mi y yo pude contestarle que si. Así fue que ascendí y tenía que presentarme con mi block de taquigrafía . Un día me dictó una carta en alemán, una en español, otra en francés y una en inglés y al final me dijo: ahora me voy a la bolsa, vea si puede tenerlas listas para cuando yo regrese. A veces sudaba sangre, especialmente en francés; tuve que inventarme ciertos signos taquigráficos (sistema Stolz-Schrey) que no estaba preparado para todos los idiomas. 

            El correo entrante se repartía todas las mañanas y cada uno tenía que leerlo y ponerle su gancho. Si el apoderado comercial, Sr. Richter, estaba enfermo, yo tenía que llevar el correo y mi block de taquigrafía hasta Altrahlstedt, donde vivía y uno de los jefes firmaba luego el correo. A veces tenía que ir a la bolsa, donde la empresa tenía un asiento y ocasionalmente también a bordo de un vapor de ultramar para despedir un cliente en nombre de la empresa.

lunes, 20 de enero de 2025

24-01-1967

             Durante mis años de aprendiz, Frieda y yo nos encontrábamos con frecuencia: los días de semana, cunado ella podía, paseábamos al atardecer por la orilla del Alster (exterior) y descansábamos en uno de los muchos tentadores bancos. El magnífico paisaje, la irrepetible juventud  y el amor eran un sueño de vida. Los domingos, cuando Frieda podía, íbamos de excursión al ancho mundo, una vez a Friedrichsruh en el Sachsenwald (paz celestial y soledad), otras a Harburg, a orillas del brazo sur del Elba (donde se arruinó el traje nuevo), otras a Wollingsbüttel, al norte de Hamburgo (donde en la exclusa se comía exquisito pan negro con manteca fresca y el mejor jamón ahumado con un vaso de cerveza!)  o a Poppenbüttel, también al norte de Hamburgo donde el 02 de septiembre de 1906, en medio de un brezal florecido nos prometimos pasar juntos el resto de nuestra vida, lo que luego cumplimos. 




          Rudolf

Frieda con 18 años

            Aquí quiero agregar algunos datos sobre los padres de Frieda y sus hermanos, en la medida que los conozca. No poseo el documento genealógico. 

            Extracto de la parroquia evangélica luterana de Kurau (1921) de los miembros de la familia que descansan allí: 


Johann
Friedrich Klüver, jubilado y agricultor propietario,

                                               antes maestro talabartero en Curau  (de Oldenburg)

viudo, hijo legítimo del arrendatario hereditario Detlev Hinrich Klüver y de Henriette Magdalena Christine Guldendahl

nacido 26-12-1842 en Klein-Rolübbe, cerca de Hansuhn, Principado de Lübeck (según partida de nacimiento del 04-03-1903)

casado (según partida de casamiento) el 28-04-1868

en Pronstorf, con Catharina Dorothea Buhmann, hija legítima de Hans Peter Buhmann, de Tankerade y de Catarina Elisabeth Strohkart,

fallecido 13-04-1915, inhumado el 17-04-1915, Reg. defunción pag. 185, Nº 14 

Hijos de este matrimonio: 

1.)  Adele Henriette Catharina, nacida el 19-04-1869, bautizada el 17-05-1869 en Curau (Oldenburg), confirmada el 18-03-1883 en Curau (Reg. pag. 205, Nº 6).

Casada en 1892 con Hermann Zietz (posadero en Hamburgo, Deichtorstrasse 2; No tuvieron hijos. 

2.)  Emma Catharina, nac. 19-08-1871, bautizada 17-09.1971 en Curau (Oldenburg), confirmada  18-04-1886 en Curau (Reg. pag. 250, Nº 2). Casada en 1896 con Robert Pätzel (empleado público en Hamburgo, Käthnerort 55. Un hijo muerto. 

3.)  Otto Ludwig, nacido el 12-11-1873, bautizado el 26-11-1873 en Curau (Oldenburg)

Fallecido el 26-05-1884 de difteria, enterrado el 30-05-1884 (Reg. pag. 172, Nº 30) 

4)   Karl Friedrich*, secretario de correo en Hamburgo,

Nacido el 26-02-1876, bautizado el 02-04-1876 en Curau (Oldenburg), confirmado el 22-03-1891 en Curau (Reg. pag. 301, Nº 2),

Casado el 11-03-1903 en Winsen an der Luhe, con Maria Weselmann; 2 hijos*

1)    Adele, 17 años; 2) Karl, 12 años, nacidos en Haspe (Westfalia)

* El tío Karl falleció en Curau

* Tía Mimi, Curau, Adele Klüver de Ernst ; Kalli    Klüver, Lima. 

5)   Bertha Auguste, nacida el 10-04-1878, bautizada el 04-08-1878 en Curau (Oldenburg), confirmada el 10-04-1892 en Curau (Reg. pag. 315, Nº 3), casada el 15-11-1903 con Heinrich Lüthjens, el propietario de lanchones, en Hamburgo; 4 hijos:

1) Marga, 16 años; 2) Irma, 3) Frieda, 4) Henry. 

6.)  August Friedrich, llamado Johannes (según partida de nacimiento, Registro Civil de Curau Nº 33), maestro en Hamburgo, Sievekingsallee 31, nacido el 08-11-1881, bautizado el 05-12-1881 en Curau (Oldenburg), confirmado en Hamburgo, casado el 15-11-1913 en Winsen a. d. Luhe con Maria Schröder (tía Mimi, Winsen). 2 hijos:

      1) Johannes, nacido en 1915, 2) Ludwig, nació más tarde, ambos muertos en la guerra mundial  Nº 22

7.)  Ludwig Friedrich, inspector de aduana en Hamburgo, nacido el 10-04-1883, bautizado el 14-05-1883 en Curau (Oldenburg), confirmado en Hamburgo, casado en 1912 con Hedwig Winck. 2 hijos: 1) Lulu *(niña); 2) Hans (Hänsel Klüver en la empresa Töpfer, Hamburgo)

*Lulu se volvió a casar. El primer marido murió en la guerra. 

8.)  Frieda Dora, nacida el 17-11-1885, bautizada el 26-12-1885 en Curau (Oldenburg), confirmada el 08-04-1900 en Curau (Ref. pag. 24, Nº 5), casada con Rudolf Grimm, comerciante, ahora en Buenos Aires, Argentina, América del Sur; 4 hijos: 1) Elsita; 2) Rodolfo; 3) Friedita; 4) Guillermo. 

9.)  Hans Heinrich, soltero*, funcionario superior de aduana, domiciliado en Hamburgo, nacido el 08-08-1889 (Oldenburg), bautizado 15-09-1889, confirmado el 16-04-1905 en Curau (Reg. pag. 49, Nº 1)

*Parece decir: casado con Anne Meyers, Bremen; Kinder? Ingeborg Heide)(¿?)

 

Son 8 hijos vivos y 13 nietos.

domingo, 19 de enero de 2025

25-01-1967

         Johann Friedrich Klüver era uno de los hijos menores de su padre, Detlev Klüver; el mayor de sus hermanos, Ludwig Klüver, recibió la chacra (Hof) de Klein-Rolübbe, ya que las chacras (Bauernhof) no se podían subdividir. Por lo tanto, los más jóvenes tenían que aprender un oficio. 

Después que Johann Friedrich Klüver (el padre de Frieda) hubo terminado su aprendizaje, se fue a correr mundo por Alemania, Suiza, Francia (Lyon y Paris) y volvió a Barmen-Elberfeldt [1] y se estableció en Curau. 

A poco de nacer su primer hijo, participó de la campaña bélica  de 1870-1871 en el asedio de Metz. 

Murió después de una enfermedad bastante larga (probablemente cáncer de estómago) a lo que se agregó senilidad. Está enterrado en el lote A, 4,8. ertificado de inhumación de Schwinkanrade del 08-02-1921. 

Oración doméstica sobre Isaías 57,12

“Yo publicaré tu justicia y tus obras” 

Oración fúnebre sobre Revelación, Juan 14,13

Desde ahora, bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Sí, el espíritu habla, que descansen de sus trabajos, pues sus obras van tras ellos”. 

Carharina  Dorothea Buhmann de Klüver, esposa ,

nacida en Curau en 1844, casada el 28-04-1868 con Johann Friedrich Klüver, maestro talabartero en Curau,

fallecida 13-04-1915 a la edad de 71 años, inhumada 17-04-1915. Reunión de los deudos en la iglesia, Pastor Plumhoff, Administrador de la Parroquia de Curau.

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[1] (N.d.T.)Barmen-Elberfeldt, ahora Wuppertal, en el este de Rhenania

sábado, 18 de enero de 2025

25-01-1967

             La familia de Detlev Hinrich Klüver en Klein-Rolübbe era muy grande, estaba formada por: 

Ludwig Kl.     Dietrich Kl.      Fritz Kl.        Johannes Kl.           Detlev Kl.      Karl Kl.           Rieke Kl.       Doris Kl.       Marie Kl.

Beckholt           Obernwehlde    Gerschendorf         Curau         S.Francisco      Reinbeck          Hamburgo        Eutin                Malente 

y sus descendientes: 

                         Willy Kl         Heinrich Kl     Minna Kl    (Padre de Frieda, véase pag 24)

                         Beckholt(+)      Oberwohlde(+)    Borstel         

                         Otto Kl.            Bertha Kl.     Franz Kl

                        Scharbeutz(+)      Oberwohlde     Pinneberg

                         Meta Kl. de     Olga Kl      (Schmied)

                        Knoop                       Finca „Kamp“  Rosa Kl.

                        Passendorf                    Rosa Kl

                         (Padres de     Anna Kl.,  Emma Kl y Arnold)

Hugo Kl.

Maquinista

Karl Kl.

Empleado de

Correo,

Cayó en Francia

Emma Kl.        

            En cambio, según tengo entendido, la familia de Hans Peter Buhmann, Tankerade, Parroquia de Ponsdorf era pequeña:

            Hans Buhmann, Techau, sastre y Catharina (Kathrin) Dorothea Buhmann, Curau (madre de Frieda )

     Papá y mamá Klüver eran personas trabajadoras, frugales, satisfechas y felices, quienes a pesar de su modestia salieron adelante con éxito: no solamente eran propietarios de la casa de Curau, sino que también dieron educación y colegio a sus hijos. 




Particularmente Johannes (el maestro), Ludwig y Hans (los aduaneros), no solamente aprobaron la escuela secundaria sino que dieron el examen correspondiente que los habilitó para el servicio militar voluntario de un año y el acceso a estudios superiores. El mayor y justificado orgullo de Klüver padre era ir a la iglesia el día de su cumpleaños, que coincidía con el segundo día de Navidad, con sus hijos mayores, si era posible, de uniforme. ¡En esto no lo podía igualar ni el granjero más importante de Curau! 

            Además, Klüver padre era un filósofo en potencia. De sus hijos, Ludwig era el más inteligente y veo una línea de herencia entre Klüver padre que pasa por tío Ludwig (Kalli Kl.), nuestro Rudi y Rolf Ernst, hijo de Adele Kl., a quien conocimos aquí en Navidad. 

            Mamá Klüver era pequeña y delicada y es admirable que haya tenido nueve hijos. Era de naturaleza alegre y en honor de los padres Klüver debe decirse que dieron a sus hijos muchas cosas que les ayudaron en sus respectivas vidas. 

            Seguíamos viviendo en Barmbeck, pero nos habíamos mudado a Heitmannstrasse 14, donde mis padres habían comprado un departamento, probablemente con la herencia de nuestra madre. Digo probablemente porque nuestros padres no hablaban de cuestiones de dinero con nosotros. Para mi padre aquello significó noches de insomnio, porque ahora tenía una deuda, tenía obligaciones. 

            Entre tanto también había terminado mi período de aprendizaje, me regalaron medio año y me tomaron como auxiliar de comercio (Kommis) con un sueldo anual de 1.000 marcos, es decir: 83,33 marcos por mes. Aguanté dos meses y luego pedí al apoderado comercial, Sr. Richter, un aumento de sueldo porque me daba vergüenza tener que comer en la mesa de mi padre teniendo 21 años. Me ofreció 1.200 marcos por año con contrato por dos años. Pedí que me disculpara pues por ese camino no veía futuro para mi. Se expresé mi deseo de emigrar y se ofreció a preguntar en Luzurraga Hermanos, de Rosario, si tenían un empleo para mi. Dijeron que no. Por eso presenté mis certificados en la Asociación de Auxiliares de Comercio de 1858 y solicité quedarme en la empresa hasta conseguir otro empleo. Pasó bastante tiempo y yo ya había ido de vacaciones a la Suiza de Schl. Holstein y a la vuelta había ido a Haarberg. Allí recibí una tarjeta postal en la que se me decía que volviera y me presentara en la empresa Mengers & Co, de Hamburgo. 

            Interrumpí mis vacaciones, viajé a Hamburgo y me presenté en la empresa Mengers & Co. Allí me recibió el señor Gross y me dijo que un cliente les había encargado tomar un hombre joven en carácter de tenedor de libros para la empresa Braun & Blanchard, de Puerto Madryn, Chubut, Argentina con un sueldo inicial de 300 marcos mensuales pagaderos a partir del día de la partida, con viaje pago. La única limitación era que mi padre se hiciera responsable de la parte de los gastos del viaje que yo no pudiera amortizar en los tres años de contrato. El clima era sano, y las referencias inmejorables, según decía el pedido telegráfico. Era sábado (entonces no se conocía el “sábado inglés”), me aconsejaron que lo pensara  y que les contestara el lunes.

Introducción a la crónica.

Entre los miles de inmigrantes que llegaron a la lejana Argentina a principios del siglo XX, se encontró Rudolf Henry Grimm. Nuestro abuelo,...