De mi paso por la administración de la ciudad no necesito contar mucho. Sólo hice lo que muchos habían empezado a hacer antes que yo. Principalmente nos ocupamos de las calles y de su mantenimiento y del camino de entrada a la población. También pusimos orden en la contabilidad. Cuando Obras Sanitarias insistió en la normalización de la provisión de agua – todos los terrenos tenían deuda y no se podrían vender – lo que nos había llevado hasta el Presidente Dr. Marcelo T. de Alvear, aparecieron los demagogos y dijeron que “no podían pagar”. Los demás miembros del Concejo Deliberante renunciaron y como no tenía intención de convertir mi cargo honorario en gobierno unipersonal renuncié y devolví al pueblo su derecho de votar.
Como modesto momento de gloria de este período deseo recordar la visita del Ministro del Interior Dr. Leopoldo Melo, del Gobernador y su comitiva quienes me encomendaron la honrosa tarea de transmitir al Concejo Deliberante y al personal, particularmente de la plaza pública sus felicitaciones por el estado de la población. En aquél tiempo todavía teníamos suficiente agua: la plaza era un mar de flores que brillaba en el sol.
Podría
agregar a los logros la entrada y la verja del cementerio que el Concejo
Deliberante resolvió construir durante mi gestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario