En 1934 Frieda estaba muy mal. Nuestro viejo médico familiar del tiempo de la plaza de Urquiza, el Dr. Velazco propuso llevarla nuevamente a Madryn. Así fue que vaciamos nuestra preciosa y querida casa de Guanacache, almacenamos todos los muebles en Bmé. Mitre 754 y partimos hacia Madryn, dejando a Rudi y a Wilhelm en una pensión de la calle Piedras.
En Madryn, Michel y yo hicimos el inventario y el balance pero tuvimos que aceptar que así no se podía seguir. Michel abandonó lo que podía abandonar y partió a Buenos Aires por mar para buscarse un trabajo. Más tarde, fui por tierra para embalar todos los muebles, etc. Los embarcamos en dos tandas, una con la Anónima y la otra con la Hamburg-Süd, compré papeles de empapelar y otras cosas para nuestra casa de la playa y finalmente pude regresar a Madryn después de haber hecho algunos contactos relacionados con los envíos de mercadería.
El 05 de agosto de ese año nació nuestra primera nieta, Irene. Algún tiempo después, Else y su bebé fueron a reunirse con Michel.
El 01 de mayo de 1935 asumí la intendencia de la ciudad de Madryn para la que había sido elegido.
Mis viejos amigos, en este caso Gallastegui y Soto me ofrecieron el cargo porque “me tocaba” y debo admitir que nunca me sustraje a los requerimientos que me impuso mi Patria adoptiva. La nueva Escuela Nº 27 es la mejor prueba.
El Presidente del Consejo Nacional de Educación, Ing. Pico era
prácticamente inaccesible, pero una noche me autorizó: “Diga a la población de
Madryn que tendrán su escuela”. Pasaron meses hasta que una comisión de Madryn
me llamó y desenterramos el expediente del archivo del Consejo. Se trataba de
una ley que disponía la construcción de 12 escuelas, para cada una de las
cuales se solicitaba una cuadra de terreno. El ferrocarril había donado la
cuadra, pero cuando la tuvo que transferir adujo que el terreno del Consejo
Nacional de Gaiman coincidía con la traza de las vías. Pasaron meses hasta que
Gaiman obtuvo otro terreno y en compensación, el ferrocarril transfirió el terreno
de Madryn. Mis servicios eran remunerados con $ 300.- a cuenta: nunca vi el
resto.
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