martes, 31 de diciembre de 2024

CAPÍTULO 10 - 15-02-1967

             A fines de 1920, Frieda viajó en vapor a Buenos Aires con los chicos y su empleada, una rumana que se llamaba Sofía Murza y se hospedó en el Hotel International, enfrente del Palacio de Gobierno. Cuando paseaba por Florida con los chicos y Sofía, vistiendo el traje regional y con Wilhelm en los brazos, llamaba la atención. Mientras me esperaba, Frieda se puso a buscar una casa para la familia. 

Yo la seguí por tierra. Se había juntado un grupo de viajantes. Salimos de Madryn con Ambrosio Suarez en su Studebaker antes que amaneciera para llegar a San Antonio con luz. Eramos 8 pasajeros y equipaje. Al día siguiente pasamos por Martinena hacia Río Colorado. Después del mediodía del día siguiente llegó el tren de Neuquén, el que nos llevó hasta Bahía Blanca. Cuando vimos todo nuestro equipaje en la estación de Río Colorado nos admiramos del rendimiento del Studebaker y de su chofer. Desde Bahía tomamos el tren nocturno a Buenos Aires. 

Entre tanto, Frieda había encontrado una bonita casa en Urquiza, Bauness 2760, frente a la plaza: a la tarde la fuimos a ver. Una hora de viaje en el tranvía Lacroze, 10 centavos por persona. La propietaria ya nos estaba esperando y el alquiler ya estaba arreglado. Al día siguiente pude firmar el contrato de alquiler y el Sr. Gomez salió diligentemente de garante. Compramos lo indispensable para poder salir del hotel y nos mudamos a nuestro nuevo hogar.  Tenía una entrada en el medio. De un lado y hacia la calle, había una espaciosa habitación independiente que serviría de oficina. Del otro lado, un gran dormitorio con ventana a la calle y a continuación, dos dormitorios que daban al jardín. Además, un comedor saliente, cocina y habitación de servicio. Pagábamos $ 200.- de alquiler, pero estábamos muy conformes. 

Pusimos los dos chicos mayores en la escuela alemana de la calle Monroe, detrás del Hospital Pirovano. Podían ir solos a pie hasta allí. Ah! No, no es cierto, estoy pensando en Coghlan y no en Urquiza. En la estación Urquiza tenían que tomar los viejos coches break de cuatro ruedas, llamados “guarderías de pulgas” (Flohkisten), que los dejaban en la vereda de la escuela. Esta “Monroe Schule”, cuyo director era el Sr. Heidrich y luego el Sr. Albicker, era una obra comunitaria, como todas las escuelas alemanas del país. Tenían buenos maestros y las clases se dictaban por la mañana, de manera que los chicos iban a comer a su casa y por la tarde podían hacer sus deberes bajo la supervisión de Frieda. La plaza tenía juegos para los chicos. Nos gustaba vivir allí.

lunes, 30 de diciembre de 2024

15-02-1967

Entre tanto había organizado mi trabajo. Tenía que llevar tres contabilidades obligatorias pues estaba inscripto en el registro de comercio. Lamentablemente sólo podía pagar una parte de mis compras de mercadería en efectivo, ya que siempre tenía que pagar y nuevamente dependía de las compras a crédito.

Para hacer el inventario y el balance al 30 de junio siempre me iba a Madryn, muchas veces con mucho frío. Cuando iba de noche, desde San Antonio en el viejo Ford, a Madryn, los compañeros de viaje que iban atrás llegaban “azules”. 

En 1921 vino mi hermano menor Alfred a nuestra casa en Urquiza. Había estado en la guerra siendo muy joven y llegó vistiendo pantalón militar. Trabajaba conmigo en la oficina, en Urquiza y en junio cuando tuve que ir a Madryn, lo llevé. Desde Río Colorado había otra posibilidad de transporte hasta San Antonio donde Willy Oetken dirigía la Sociedad Anónima. 

Los balances me demostraron que mi programa no era viable. En pequeños negocios al por menor no se puede ganar lo suficiente para vivir y pagar y pagar. Por la tensión no solamente se resintió mi sueño, sino que mi salud estaba en camino de irse al tacho. Volví de Comodoro Rivadavia pasando por Madryn, donde hablé con Pujol- y en Buenos Aires mostré mis libros a mis acreedores. Encontré comprensión y tolerancia y pude empezar de nuevo. 

En 1922, Frieda y los chicos, Willy Oetken y Else fueron “allá”. Mi representante en Comodoro había vendido mi negocio con mi consentimiento y había transferido el adelanto. Por eso pude dar a Frieda algún dinero para que hiciera compras, si bien Alemania estaba pasando la más galopante inflación. 

Apenas se hubo ido Frieda tuve un conflicto con el propietario de la casa. Se había caído un gran pedazo del revoque del techo del comedor. Como empezó con dilaciones, lo hice arreglar y le desconté $ 50.- del alquiler. El “hombre de honor” ocultó mi cheque y me hizo juicio de desalojo. Presenté mi libro copiador, pero el juez de paz no lo admitió como prueba y fallo por el desalojo. ¿Y ahora, a donde ir?. Gracias a los oficios de las familias Wrang y Castritius me acomodé más mal que bien en Colegiales, en la calle Concepción Arenal, cerca de la barrera de Cabildo. Los empleados de la empresa de mudanzas hicieron todo. Dejé a nuestra fiel ayudante doméstica Tercila y a mi ayudante de oficina, una chica judía, en Colegiales y me tomé un buque tanque a Comodoro Rivadavia para entregar el negocio.

 

domingo, 29 de diciembre de 2024

16-02-1967

             En Comodoro Rivadavia todo se dio como estaba previsto y pude empezar a pagar. Mis sucesores fueron Lütt y Frank. La mujer de Lütt tenía dinero de su primer matrimonio, la empresa construyó su propia casa en la esquina de la misma cuadra, se encargó de tener un buen surtido e hizo plata, de manera que un buen día se pudieron separar. Lütt compró un gran complejo en Bariloche, sobre el camino a Llao Llao, se construyó una linda y cómoda casa y subdividió el resto en lotes para venderlos. Los visitamos allí cuando estuvimos en Bariloche para las bodas de plata de Frida y Peter. Estuvieron encantadores con nosotros. Frank se fue a Córdoba. 

En el interín, Baigorri se había cansado de Madryn, decía que “solo” podía ganar más dinero. Se estableció en la calle España con apoyo de su paisano Félix Arbeleche, pero fue un fracaso. 

Para sucederlo llamé a Alfred que estaba en San Antonio. El negocio nunca trabajó tanto como en el tiempo de Alfred. En las vacaciones de verano de los chicos, Frieda iba a ayudarle, hasta que al cabo de los años llegó el día que dijo: no puedo más, por favor, vengan. 

A mi regreso a Buenos Aires y como estábamos muy apretados en Colegiales, pude alquilar por $ 50.- al mes una espaciosa oficina en la calle Bartolomé Mitre 754, donde trabajos con entusiasmo porque podía comprar nuestra mercadería al contado. 

Más tarde, incorporé a Rudi, después que terminó el colegio alemán de la calle Monroe y no sabíamos muy bien qué iba hacer, para que empezara a trabajar conmigo, hasta que un día el Sr. Hügel de la empresa lanera Staudt & Co.  nos ofreció un puesto de aprendiz (cadete) para él. 

Cuando Elsita terminó la escuela secundaria, estudió para Maestra de Escuelas Particulares bajo la dirección de una profesora, aprobó su examen y se convirtió, bajo la dirección del Sr. Albicker, en la primera maestra, directora, etc. , todo en una persona, de la nueva escuela alemana de Munro. 

Frieda y los chicos estaban en Madryn cuando se presentó la oportunidad de alquilar una casa en la calle Nahuel Huapí, en Coghlan. Tomé  rápidamente la decisión y me mudé. Era un lugar muy agradable y cerca de la estación y desde allí nos mudamos más tarde a la calle Guanacache donde fuimos muy felices y donde los chicos, ya crecidos, encontraron un hogar apropiado. 

En el entusiasmo de contar me he salido de la cronología en la relación de los acontecimientos, pero en última instancia, no se trata de un diario. 

En 1925 viajé a “allá” para ver si conseguía una buena representación que pudiera atender paralelamente con la Tienda. Viajé con el “Cap Polonio en segunda clase por consejo de un tal Sr. Moser, a cuya casa íbamos a almorzar con Willy Oetken, y dispuse de un camarote para mi solo hasta llegar a Hamburgo.


Wily Oetken

 Fue un lindo viaje, el barco dejó atrás todas las preocupaciones. Pero lo mejor fue la llega, Blankenese arriba. Todo el mundo saludaba, los músicos de abordo tocaban, los demás pasajeros se asombraban y participaban con entusiasmo. Todos me recibieron en el desembarcadero, llovieron invitaciones. Dormía en la Heitmannstrasse, en casa de mi hermana Paula y su marido. 

En Leipzig me esperaba un tal Sr. Schmidt que había trabajado una vez en mi oficina. Ya me había conseguido una pensión en el mismo edificio en que vivía. 

Peinamos toda la Exposición –no podíamos haber encontrada algo más grande- y para lo más chico luego me faltó tiempo. 

Schmidt también me acompañó a la salida del tren que iba a Frankfurt pasando por Bebra, donde me esperaba mi cuñada Lotte, a pesar que no nos habíamos visto nunca. Ya en esa época, mi hermano Hans no podía hacer nada que no fuera correcto. Me quedé algunos días con ellos. Con sentimientos encontrados vi pasar un convoy de soldados franceses en dirección a Mainz, Alemania todavía estaba ocupada. 

Mi hermano Hans era Director de la fábrica de cobre en Gustavsburg. 

De vuelta en Hamburgo me hice una escapada a Curau con Emma Paetzel, la hermana de Frieda, a la casa paterna y al cementerio. También fui a Bockholt y a Fassendorf, donde conocí a Meta Klüver de Knoop y a Arnold.

Volví con el “Monte Sarmiento”. 

Entre tanto, Frida había terminado la escuela alemana y un año más tarde lo había hecho Wilhelm. Frida fue a la escuela inglesa de Miss Comry en Belgrano (“poor little Frida”) y Wilhelm entró en Bunge & Born por mediación del Sr. Blum, padre de un compañero de la escuela, donde adquirió gran práctica.  Más tarde, los años de la guerra pondrían fin a su carrera. 

En ese tiempo ya nos habíamos mudado a la calle Guanacache, en Coghlan, donde nos sentimos muy cómodos.

 

sábado, 28 de diciembre de 2024

17-02-1967

             El día que llegó el telegrama de Alfred que ya mencioné dejé todo y salí al día siguiente agobiado de ansiedad porque no sabía cuando volvería. El destino de los patagones incluye el hecho de que en aquellas tierras debe estar solo y la mujer con los chicos, en Buenos Aires. Los inviernos eran largos y fríos. Los domingos por la tarde salía a pasear al campo para distenderme al menos una vez a la semana. Quien no tiene alma de comerciante agota sus fuerzas diariamente. Frieda me hacía compras y me conseguía cosas, Rudi me hacía las anotaciones necesarias para que yo pudiera seguir haciendo la contabilidad (aunque generalmente resultaba que la caja de la mami tenía errores) y en Madryn venían los viajantes y dejaban sus valijas, muchas veces trabajo nocturno para mi. Y las noches eran tan largas cuando el sueño no quería venir y a pesar de eso, a la mañana siguiente había que poner cara amable. 

Pasaron años hasta que vino Michel para hacerme compañía. Se había comprometido con Elsita y ambos contaban con el negocio de Madryn, con lo cual se solucionaban todos los problemas. 


Foto de años posteriores: Elsa Grimm, Fredy, Irene y Michel Welpmann

Nos entendimos bien desde el primer día, creo que no se necesitaba mucha ciencia para llevarse bien con Michel, aunque debo admitir que cada persona tiene su particularidad. Basta de reflexiones, llegó el día que Michel partió para hacer los preparativos de su casamiento y yo lo seguí a los pocos días. Era el primer casamiento en casa de los Grimm: la iglesia estaba llena de gente, las damas de honor de la novia, encantadoras y entre los numerosos congratulantes deseo mencionar sólo uno, mi viejo compañero de la escuela Baass, que estaba casado con una hija del director de banco Karnatz. Fue una sorpresa sumamente grata para mi. Festejamos la boda con un grupo de amigos cercanos en la casa de la calle Guanacache. 

Apenas hubo terminado la fiesta partí de nuevo hacia Madryn con el encargue de hacer pintar las diferentes habitaciones con los colores deseados. Cuando llegaron Michel y Else, me quedé algunos días más hasta poner en marcha todos los detalles y luego pude volver a mi mujer, a mis hijos y a mi hogar. Cuando volvía del sur, repetía siempre: Qué suerte la de Uds. que viven aquí, bajo todos estos árboles verdes y rodeados de personas que los quieren bien.

viernes, 27 de diciembre de 2024

17-02-1967

             En 1934 Frieda estaba muy mal. Nuestro viejo médico familiar del tiempo de la plaza de Urquiza, el Dr. Velazco propuso llevarla nuevamente a Madryn. Así fue que vaciamos nuestra preciosa y querida casa de Guanacache, almacenamos todos los muebles en Bmé. Mitre 754 y partimos hacia Madryn, dejando a Rudi y a Wilhelm en una pensión de la calle Piedras. 


Guille, Rudolf y Rudi

En Madryn, Michel y yo hicimos el inventario y el balance pero tuvimos que aceptar que así no se podía seguir. Michel abandonó lo que podía abandonar y partió a Buenos Aires por mar para buscarse un trabajo. Más tarde, fui por tierra para embalar todos los muebles, etc.  Los embarcamos en dos tandas, una con la Anónima y la otra con la Hamburg-Süd, compré papeles de empapelar y otras cosas para nuestra casa de la playa y finalmente pude regresar a Madryn después de haber hecho algunos contactos relacionados con los envíos de mercadería. 

El 05 de agosto de ese año nació nuestra primera nieta, Irene. Algún tiempo después, Else y su bebé fueron a reunirse con Michel. 




Frieda y Fridita pasaban todo el tiempo que podrían tomando sol en la galería, pero la salud de Frieda no mejoró mucho. Como Frieda todavía tenía una parte de la herencia de su hermana Emma en Alemania, su hermano Karl consiguió pasajes a Alemania para ella y Fridita. Los baños calcáreos y ferrosos de Pyrmont le hicieron bien; también el reencuentro con los hermanos que quedaban y la vieja Patria. Volvió renovada, mientras Fridita se fue a casa de Else y Michel, en Concordia y se buscó trabajo. No puedo dejar de mencionar que en el viaje de vuelta de Alemania, Fridita conoció a su Peter y se enamoró de él. Se puede apreciar cómo el destino maneja nuestras vidas. 

El 01 de mayo de 1935 asumí la intendencia de la ciudad de Madryn para la que había sido elegido. 


Mis viejos amigos, en este caso Gallastegui y Soto me ofrecieron el cargo porque “me tocaba” y debo admitir que nunca me sustraje a los requerimientos que me impuso mi Patria adoptiva. La nueva Escuela Nº 27 es la mejor prueba. 

El Presidente del Consejo Nacional de Educación, Ing. Pico era prácticamente inaccesible, pero una noche me autorizó: “Diga a la población de Madryn que tendrán su escuela”. Pasaron meses hasta que una comisión de Madryn me llamó y desenterramos el expediente del archivo del Consejo. Se trataba de una ley que disponía la construcción de 12 escuelas, para cada una de las cuales se solicitaba una cuadra de terreno. El ferrocarril había donado la cuadra, pero cuando la tuvo que transferir adujo que el terreno del Consejo Nacional de Gaiman coincidía con la traza de las vías. Pasaron meses hasta que Gaiman obtuvo otro terreno y en compensación, el ferrocarril transfirió el terreno de Madryn. Mis servicios eran remunerados con $ 300.- a cuenta: nunca vi el resto.


jueves, 26 de diciembre de 2024

18-02-1967

             De mi paso por la administración de la ciudad no necesito contar mucho. Sólo hice lo que muchos habían empezado a hacer antes que yo. Principalmente nos ocupamos de las calles y de su mantenimiento y del camino de entrada a la población. También pusimos orden en la contabilidad. Cuando Obras Sanitarias insistió en la normalización de la provisión de agua – todos los terrenos tenían deuda y no se podrían vender – lo que nos había llevado hasta el Presidente Dr. Marcelo T. de Alvear, aparecieron los demagogos y dijeron que “no podían pagar”. Los demás miembros del Concejo Deliberante renunciaron y como no tenía intención de convertir mi cargo honorario en gobierno unipersonal renuncié y devolví al pueblo su derecho de votar. 

Como modesto momento de gloria de este período deseo recordar la visita del Ministro del Interior Dr. Leopoldo Melo, del Gobernador y su comitiva quienes me encomendaron la honrosa tarea de transmitir al Concejo Deliberante y al personal, particularmente de la plaza pública sus felicitaciones por el estado de la población. En aquél tiempo todavía teníamos suficiente agua: la plaza era un mar de flores que brillaba en el sol. 


Plaza 1927

Podría agregar a los logros la entrada y la verja del cementerio que el Concejo Deliberante resolvió construir durante mi gestión.

 

 

miércoles, 25 de diciembre de 2024

CAPÍTULO 11 - 22-02-1967

1935/36: Cuando Frieda volvió de Alemania, volvimos a nuestra vieja y querida casa frente al mar. Hicimos rellenar el jardín delantero con tierra y Frieda se ocupó con cariño de sus plantas y sus flores. 

En 1937, Rudi trajo una nueva hija a la familia: Rosi. Aprendimos a valorarla y a quererla. Este feliz acontecimiento está relacionado con no pocas lágrimas: ¿viene o no viene?. Cuando vino, llevó a Rosi al altar en el Club Alemán, estuvo en la fiesta y se volvió a ir. 





En ese momento, Fridita ya trabajaba en Buenos Aires y Michel en Bahía Blanca, lo cual le impidió estar presente en el casamiento de Rudi y Rosi. 

En 1939 estalló la 2. Guerra Mundial, con todas sus nefastas consecuencias. Fridita y Peter se habían casado: la ceremonia fue en la Iglesia Alemana, ofició el Pastor Mirus (Hafenstädter), hubo una bonita fiesta en el Club Alemán y la partida hacia Brasil, hacia un nuevo mundo. 


Wilhelm, que estaba haciendo su servicio militar de tres meses se durmió y estaba arrestado. 

En 1940 ya no hubo nada que hacer para Wilhelm en Bunge & Born. También entró en Staudt, presumo que por recomendación de Rudi. Staudt lo mandó con Feldtrappe que bajara por la costa hasta Punta Arenas. Lamentablemente este viaje terminó con muy malos recuerdos para Wilhelm, pues Feldtrappe no resultó ser un caballero. 

Pero al poco tiempo, Staudt fue puesta en la lista negra. También ¿? Si es cierto lo que me dijeron. Como Staudt no quiso aumentar los sueldos mientras durara la guerra, Rudi se puso por su cuenta. A pesar de la lista negra, Rudi pudo afianzarse y construir una nueva vida y un nuevo campo de actividades. 

Wilhelm vino conmigo a Madryn y luego un año por cuenta propia aunque bajo mi nombre, porque yo estaba muy cansado. 

En estas circunstancias, un día se presentó Rudi en Madryn y me propuso que Wilhelm se hiciera cargo del negocio con su testaferro Landa. Yo me alegré de ver una posibilidad de salir de allí. Así surgió la empresa Grimm y Landa SRL que trabajó bastante bien, si bien con el tiempo Landa resultó un fracaso. 


Habíamos hecho una ampliación del edificio nuevo de la Tienda  para Landa y su familia.

martes, 24 de diciembre de 2024

12-02-1967

          Ya que hablo del edificio nuevo de la Tienda, tengo que agregar algunos datos:

Cuando Michel estaba conmigo en Madryn, es decir antes del casamiento, el apoderado de la viuda Ferrari, propietaria del terreno, me ofreció la casa en venta. Dado que Mr. James cobraba los alquileres, le pedí una tasación del terreno y le hice una oferta al apoderado por el mismo precio,, siempre con la condición de que pudiera concederme cómodas condiciones de pago. Aceptó y obtuvimos el edificio viejo de la Tienda.  Cuando quedaron saldadas las cuotas, tuve que pedir al escribano Catalá que intimara al apoderado la transferencia del terreno. Si mal no recuerdo, anteriormente se había hecho en Buenos Aires una escritura de promesa de compra-venta y allí se demostró el doble juego del apoderado que quería que Frieda le diera $ 1.000.- a cuenta sin recibo. No sigo ahondando en este asunto para no reavivar aún más recuerdos desagradables. 

La casualidad quiso que en mi viaje al casamiento de Fiti y Peter viajara en el mismo camarote con el Juez Letrado de Río Negro. Para el regreso había pedido un borrador de la escritura de compra-venta y como el Juez nuevamente viajó conmigo y había sido muy amable conmigo, junté valor y le pedí su opinión. Me alertó sobre algunos detalles, lo que comuniqué a Frieda por escrito a mi llegada a Madryn. Fue motivo suficiente para que el escribano se sintiera incómodo. 

La vieja y querida casa se había puesto “demasiado vieja” y resolvimos demolerla y construirla nuevamente. Diógenes García se mostró dispuesto a alquilarnos el ala del edificio de su comercio que daba al Hotel Vasconia y San Juan por el tiempo que durara la construcción. Nos mudamos. Desde que Wilhelm se había hecho cargo del negocio se había puesto de acuerdo con Luis Palma y trabajaban bien en el local provisorio. 

Ya habíamos empezado con la demolición de la casa vieja cuando apareció Diógenes García y me propuso que construyéramos en el terreno lindero que había pertenecido a su tío Eloy García y cuyo hotel se había quemado una mañana con el consiguiente peligro para nosotros. Yo debía cambiárselo por el mío. Yo le dije que como favor, no correspondía. Finalmente nos pusimos de acuerdo y a regañadientes construimos en el terreno vecino.

lunes, 23 de diciembre de 2024

23-02-1967

En medio de todo este trajín, Wilhelm se enamoró, se comprometió y se caso con Suzi ¿? Smit, hija de Don Pedro Smit. Sin ninguna duda era bonita y su padre le regaló una fiesta de casamiento en el Playa Hotel que se convirtió en un acontecimiento social de Madryn. 


Una gran mesa en forma de herradura, bien puesta y provista, con mucha música. Julius Arlt se sentó inmediatamente al piano y Don Pedro Smit no se privó de contratar un conjunto de músicos gitanos que pasaba casualmente por la ciudad. Doña Anita Horzagaray, la madrina de Wilhelm, también se encontraba en Madryn con su marido. Se bailó mucho, fue un éxito rimbombante. La joven pareja pasó su luna de miel en Misiones, viajando en vapor desde Buenos Aires. 

Cuando partieron de Madryn, su futura casa ya estaba en construcción en el terreno nuevo y según un plano que les había hecho Tito Cosentino. Cuando volvieron todavía faltaban unos 15 días para la terminación. Los pasaron en el Hotel Playa. 


Años después...

Entre tanto construíamos el nuevo edificio para el negocio: un salón de venta con trastienda anexa, lateralmente y hacia la medianera dos habitaciones con baño en el medio. Más tarde construimos para la familia Landa, una cocina y un espacioso ambiente que Landa usaba como dormitorio y más tarde nosotros usamos como comedor o living. 

Al frente le dimos un aspecto apropiado: Louis James nos dibujó y el herrero de Trelew Ginzery nos hizo las letras de varillas de hierro de estilo Y.P.F. 

La demolición de la casa vieja se había terminado, Las chapas y toda la madera fueron clasificadas y se vendieron enseguida.  Al final construimos la medianera que daba al terreno de ¿?, con lo cual se terminó este asunto. 

Mutti ya había volado dos veces a Porto Alegre. Cuando fue la segunda vez, en 1940, justo había nacido Peterchen; Doris siguió en 1942. Todo parecía desarrollarse con felicidad a pesar que eran tiempos de guerra cuando se imputó injustificadamente un delito a Hans Christian Bertram. Sabemos que la policía es igual en otras partes: cualquier medio es bueno para obtener una confesión. La pasó mal y terminó finalmente en una isla-prisión en el golfo de Río de Janeiro, donde la alimentación naturalmente era completamente insuficiente. En cambio encontró allí compañeros de infortunio de todas clases.

Rudi voló a Porto Alegre, puso a Frida y los chicos en un avión y trajo las últimas pertenencias de vuelta por Uruguayana. Todo lo demás había sido secuestrado por la policía y no lo vimos más. 

Fridita y los chicos vinieron con nosotros a Madryn. Wilhelm y Oma los fueron a buscar a San Antonio. Peterchen ya estaba crecido, pero Doris era muy chiquita y delgaducha y se me trepaba como un gatito, Todos estábamos contentos de que al menos tuvieran paz y tranquilidad con nosotros. 

No debe haber pasado mucho tiempos hasta que un día la Oma se mareó estando delante de la cocina. El médico aventuró un infarto cardíaco.  Rudi y Rosi la vinieron a buscar, por el camino tuvieron que parar porque se sentía muy mal. Gracias a los amorosos cuidados de Rosi y Rudi y las prescripciones del Dr. Puchulu, se repuso, aunque pasaron varios meses. A fines de esta época fue que Rudi y Rosi alquilaron en la calle Montes Grandes. 

En esa época yo había empezado a construir una ampliación en la casa de la playa: una gran cocina-living con lavadero y despensa anexos y otra habitación, todo con salida a una ancha galería. Todavía estábamos en plena construcción cundo volvió Oma. 

No se cuánto tiempo puede haber pasado, pero Peter salió libre y Fridita y sus hijos volvieron a Brasil, esta vez a Novo Hamburgo. 


El Pastor Pommer les ayudó a buscar un alojamiento, pero al poco tiempo la persecución se hizo imposible de resistir. Fiti resolvió rápidamente venir a Buenos Aires en avión para conseguir un permiso de entrada al país para Peter y un permiso de salida para los chicos con la intervención de Walter Dornfeld y su suegro, hermano del presidente Farrel. Respiraron aliviados por haber podido salir del aprieto y poder reponer fuerzas, aunque fuera transitoriamente, en casa de la Sra. Klöckner, en Florida. 

No pasó mucho tiempo hasta que todos se fueron a Madryn. Fiti aceptó un empleo en el hospital, que ocupó durante años, al final en carácter de Administradora Delegada. Peter volvió a ser él mismo, empezó a ocuparse de la pesca en Madryn y más tarde en el golfo de San José, hasta que finalmente obtuvo un empleo como contable en la empresa Diego Meyer & Cía. Por recomendación de Diego Meyer & Cía consiguió más tarde una representación de Orbis . Entre tanto se alojaban transitoriamente en una casa de propiedad de la viuda Simpson, hasta que consiguieron comprar el terreno de St?? y construyeron paso a paso, la casa propia.

domingo, 22 de diciembre de 2024

01-03-1967

             Nosotros mismos ya estábamos prácticamente fuera del negocio. Como sucesor de Landa, Wilhelm se había asociado con su cuñado Luisito Smit, mientras que nosotros pasábamos los veranos en Madryn y los inviernos en casa de la Sra. Klöckner, en Florida. La casualidad quiso que en uno de nuestros viajes al norte nos encontráramos con la Sra. Ada Varni en Puerto Lobos, en casa de su hermana Esther y la pudiéramos interesar en alquilarnos la casa de la playa durante el invierno. Se sentía muy cómoda allí y así fue como el verano siguiente se la vendimos con todos los chiches y totalmente amueblada, tal como estaba, a Alejandro Varni, a nombre de su esposa. 


Por esa razón nos instalamos en el departamento que estaba detrás del negocio, donde pasamos muchos veranos más. En 1950, Rudi y Rosi nos dieron la sorpresa del departamento de Acasusso, listo para habitar, por lo que les quedamos profundamente agradecidos. 


Desde aquí emprendimos en 1952 un viaje a Alemania, el primero que pudimos hacer juntos. Fue hermoso, muy hermoso, la vieja Patria con todos los recuerdos relacionados con ella y volver a ver a los seres queridos. De este viaje existía un diario y una docena de álbumes con fotografías y recuerdos. 

Desde Florida ya habíamos hecho un viaje en invierno a Capilla del Monte, Córdoba. Otro año fuimos a Misiones y a Paraguay. Hay álbumes de ambos viajes. 

En 1960 pudimos festejar nuestras bodas de oro. Rudi y Rosi nos dieron una hermosa fiesta, una fiesta realmente poco frecuente: habían invitado a todos nuestros viejos amigos y también a nuestros vecinos de la calle Belisario Roldán. Fiti y Peter vinieron desde Madryn. La Oma fue muy festejada. Nuestro Libro de Familia contiene todos los discursos y firmas de los presentes. Recordamos frecuentemente y con placer esta hermosa fiesta y esperamos y deseamos estar juntos algunos años más para llegar a los 60 años. 













También fue hermoso el festejo de las bodas de plata de Fiti y Peter en Bariloche, donde se reunió toda la familia, incluyendo la pequeña Sandra de Doris-Horacio y la Susy de Peterchen quien aprovechó la oportunidad para presentarla a sus padres. Peter y Fiti habían encontrado un pequeño residencial en el camino a Llao-Lao, de un matrimonio danés,  que nos preparó una hermosa fiesta que debe haber transmitido a Peter y a Fiti una sensación de satisfacción y gratitud después de tantos años difíciles.





 

sábado, 21 de diciembre de 2024

02.03.1967

             Este viaje a Bariloche fue –hasta ahora- nuestros último viaje. Nos hemos puesto achacosos e impedidos. Oma está bastante bien, pero tiene que cuidarse, no debe hacer esfuerzos.


 Si bien su naturaleza y su actitud positiva le ayudan, tiene que tener cuidado con su corazón. A esto se agrega la penosa neuralgia del trigémino, consecuencia de herpes sostes que padeció hace 20 años, cuando todavía vivíamos en la casa de la playa y para lo cual no se ha encontrado remedio efectivo hasta ahora. Tampoco el nuevo medicamento Tegretal, que costó tanto conseguir, parece ser el apropiado. El 27.2 tomó media tableta, pero el efecto parece ser demasiado fuerte y afectar el corazón, por lo que deberá
 limitar su administración. También puede haber influido que para el 28-2 estaba previsto que le sacaran sangre para un recuento de leucocitos y los consiguientes preparativos, así como la parte emocional. 

En lo que se refiere a mi soy una persona torpedeada. La artrosis en la columna es incurable y muy probablemente, progresiva. Lo trágico de todo esto es que no debería haberme ocurrido, pues las radiografías de 1952 de Braunschweig lo mostraba perfectamente y el diagnóstico escrito decía expresamente spondylitis deformans (en griego “espondylos” son los diferentes huesos de la columna vertebral). Es increíble que en el departamento de reumatología de Braunschweig, que solicitó la radiografía, no se me haya alertado y no me hayan aconsejado, no solamente usar un corset apropiado,  sino también que cuidara la columna y no hiciera esfuerzos. Igualmente increíble es que todos los médicos de aquí, incluyendo el Prof. Dr. Ottolenghi, Titular de Ortopedia y Traumatología de la UBA me hayan tratado de una desviación de la columna y quisieran enyesarme. No me puedo entregar. Por eso todavía estoy en manos de los médicos, los que sólo me pueden tratar los síntomas de vejez. 

He llegado prácticamente al final de mi crónica. Como complemento escribiré un epílogo a modo de prólogo y quizá agregue un relato sobre Puerto Madryn y la Patagonia y algunas reflexiones sobre mi vida.

 

 

 

viernes, 20 de diciembre de 2024

 EPÍLOGO en lugar de PRÓLOGO

6-3-67 

            Esta crónica familiar surgió de la propuesta que me hiciera mi sobrino Erwin Grimm, único hijo de mi hermano Hans, que tenía un año más que yo y con quien me crié, fallecido en 1966.

            Con motivo de la  Navidad de 1966, Erwin me escribió una carta en la que me decía que su padre no había dejado datos sobre el origen de la familia u otros. Me preguntó: “¿sería posible que aún pudieras empezar ahora?”. No quise ni pude rehusarme en memoria de mi último hermano. Así es que empecé a escribir el 27-12-66. 

            Los caminos de los hermanos se separaron pronto, pero yo seguí escribiendo. Eviten juzgar si fue correcto revolver el pasado con algunos recuerdos poco gratos. Pero quizá nuestros hijos y nietos tengan derecho a saber de dónde vinieron sus padres o sus antecesores y cómo se abrieron paso en el país extraño que se convirtió en su hogar. 

            Yo no hice grandes cosas en mi vida. Las aristas negativas de mi naturaleza y mi carácter superan a las positivas. No se si puedo responsabilizar de ello a mi herencia o es efecto de cierta deformación. 

            Hay dos circunstancias que influyeron sustancialmente mi vida: en primer lugar, que el destino me hiciera emigrar de mi vieja patria, pues después de dos guerras mundiales seguramente descansaría bajo la hierba en alguna lugar del ancho mundo; en segundo lugar, que me haya casado con Frieda Klüver – o ella conmigo- a la que todos le debemos infinita gratitud. 

La crónica familiar se ha convertido en una confesión, una profesión de fe; un confesor no critica.

                                              “Este ha sido un hombre y eso significa ser un luchador”.

 

Fdo. Rudolf Henry Grimm

*28-02-1886, en Hamburgo

 

Acassuso, 06 de marzo de 1967


Introducción a la crónica.

Entre los miles de inmigrantes que llegaron a la lejana Argentina a principios del siglo XX, se encontró Rudolf Henry Grimm. Nuestro abuelo,...